22. Compañía de llanto

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— Compites con las gaviotas cariño, ríndete antes de explotar algún cristal. —Sugiere Hyungsik. Jimin para de cantar y continúa mirando por la ventana. Tiene casi fijo que Jeonggoo y Taehee vendrán más parte a buscarla y siendo cómo va el día, casi se lanzaría sola por la ventana.

Ni siquiera pudo hacerlas parar de llorar. La hace sentir súper mal.

—Hay... ¿Hay algo que te guste de mí? Mi pecho no cuenta. —Pide saber sin mirarlo.

Hyungsik tiene ante él una imagen que lo hace sentir extraño, pues no sabe cómo interpretarla y que reacción dar a ello. Si la hosca guiada por su rabia a que haya semejante pensamiento o la de simplemente aferrarse como un hombre desesperado. Jimin está sentada en una pequeña silla junto a la ventana. El sol cayendo para dar paso a la noche, un océano calmo e inmenso que se refleja perfectamente en sus pequeños ojos

Como si en ellos estuviera encapsulada la infinitud del océano. Todas sus aguas, corrientes, animales y misterios. La piel de marfil, tan pálida y pequeña; sus labios tan característicos en esa coloración que no se ha marchado, el cabello negro enmarcando el rostro de expresión indolente y cayendo cual cascada de petróleo por su hombro y espalda. La comparación, por más que le duela, no viene de que sea algo sucio... Sino de que es el "Oro negro", sustancia que incluso su familia tiene y razón por la cual son asquerosamente ricos hoy en día. Porque se está explotando a rabiar en todo y planeando sus futuros usos.

¿Por qué le da tanta rabia? Porque solo es echar más leña al fuego a la realidad: Que su prometida es una de las mujeres más bellas que se va a topar en este momento de su vida y lejos de contentarla o darle un maldito orgasmo, la tiene lejos, disgustada y posiblemente con algún amante que si haga lo que él no.

¿Qué hago?

Su mente permanece en una pelea incansable de agarrarla y al menos por hoy, intentar hacer de nuevo el papel de prometido interesado y cuidadoso o seguir haciéndola menos para que en un futuro cercano, no sea más que una mujer anulada sin apenas voluntad más que seguir sus palabras.

Exhala mordiéndose el labio inferior de forma discreta. Si continúas con eso, ya no tendrás esto. Perderá todo el encanto. Dejará de ser interesante. Dejará de ser absolutamente todo lo que hay aquí frente a él y no sabe si vale la pena.

Al mismo tiempo, saber que le está poniendo cuernos con otro hombre... Es que no hay motivo de que no sea así. Ni siquiera la explicación de qué tal vez se ha estado tocando sola es suficiente. Una noche tal vez, pero ¿Siempre?

—Diría que me gusta el que seas mía, pero has abierto tanto las piernas que ya no puede considerarse que es así—Jimin no tarda en mostrarse asqueada y sorprendida por la respuesta—. Perdiste mucho, por lo que diría que estas son las únicas que me convencen de no cortar el compromiso... Y que me da lástima que quedes como una soltera. Hablemos de realidad ¿Quién se casaría contigo sabiendo que eres una perra?

Síguele la corriente.

—Ya sé que me haces un favor. Solo quería... Pensar que una cosa más te gusta de mí. —Musita en voz baja y Hyungsik se aproxima a esa imagen tan intocable de su prometida.

La mira fijamente. El magnetismo obligándolo a tocarla, a acariciarla. Como si frente a él y disfrazada tuviera a una sirena tentando a amarla por ser un favor haberlo elegido. Asustado de ello. Temeroso de caer en el mítico encanto acaba por darle una bofetada.

Si deja de ser bonita, no será una sirena y así no sentirá semejante sumisión ante lo que ella pueda querer. Jimin se cubre la mejilla y Hyungsik la toma del cuello.

Si es un horror, no será una sirena.

Solo yo lo sabré al mismo tiempo que estaré libre de su encanto.

Mermaids WifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora