30. Compañía de ahogo

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«Todo lo que tienes que hacer es... Saltar»

«No tengas miedo ¿Cuando no has sido atrapada?»

«Déjate caer ¡Verás qué es todo lo que pudiste soñar!»

—No te recuestes tanto de ahí. Ya basta con que Jihan se haya caído.

Jimin guarda apenas la mínima distancia necesaria con la baranda, teniendo los ojos entreabiertos y el reflejo del agua oscura en sus ojos azulinos. No se supo a ciencia cierta de Jihan sino tras una semana completa. Encontraron partes de su cuerpo en el agua. Aparentemente, se lo comió un animal. Jimin no dijo nada al respecto y es que ¿Que iba a decir? ¿Que una sirena evitó que el hombre la violara en su habitación? No hay nada que pueda decir o qué importe.

Está muerto. Se siente seca y cruel por lo tajante de ello, pero ¿La realidad? No le importa. Está feliz de que muriera. Alegría en base a algo así no es lo que debería tener una "señorita" como ella, pero es tan curioso como hay tantas cosas que la molestan tanto a este momento.

Desde lo más normal que es llevar ropa. No quiere estar vestida. Ni siquiera con ropa holgada. Se siente amarrada. Con el maquillaje se siente incómoda y apenas es feliz peinando su cabello de manera extravagante y levantada como debe para su código de vestimenta.

Teniendo la atención de todos en ella. Le gusta que la miren. Que la consideren bonita. Que su voz y sus movimientos los alegre un poco entre tanto estrés que está causando el viaje. La divierte en gran cantidad saber que imaginan situaciones con ella, pero ninguno es capaz de acercarse.

Teniéndola lejana e inalcanzable, pero que esa chispa de viveza en sus mentes, la creación de imágenes por más imposibles que resultan, sea estimulado por su persona. Que quieran cantar también, que quieran bailar.

Le gusta estar provocando aquello porque no es nada malo. Eso desconocido, su propia voz que la incita a dejarse guiar por las demás hacia el mar, la hace saber que es algo sumamente bueno. Ayudarlos a conocerse a ellos mismos. A entenderse. Despertar eso que lleva tanto tiempo dormido por estrés y no se han permitido descubrir. La hace muy feliz conseguir eso. Es curioso en tantos aspectos. Incluido el que más aborrece su prometido: Su descaro a la hora de mostrar piel o no usar apropiadamente su ropa. Que los invite a tanto.

— Ve a tu habitación. —Ordena. Jimin gira la cabeza hacia él, con los ojos azules penetrando fácilmente en la débil y miserable resistencia de su prometido.

— ¿Te intimida que ellos vean lo mismo que tú? Ya lo hicieron. —Informa con tono suave y susurrante.

—Poco me importa, es mío. —Afirma tomándola de la cintura. Jimin niega suavemente con la cabeza.

—Sabes que no y por eso estas tan enojado—responde muy cerca, dando la impresión de que lo besaría—. Porque no eres capaz de hacerme tener un orgasmo tan siquiera y sigues creyendo que necesito otro hombre para que lo provoque—Una pequeña sonrisita aparece en sus labios—. Mis padres te dieron una yegua. Eso me crees y eso me creerás eternamente, pero la realidad es que, si lo soy, tu eres un caballo que no sirve.

—Tú-

—Anda, pégame. Así va a ser hasta la muerte: Despertar, discutir, pegarme, a la cama. Lo tengo claro.

Y sin decir más, se aleja de él. No tiene la necesidad de continuar. Cuando entra al área techada empieza a llover. A la distancia caen rayos, se escuchan truenos, el mar se embravece y el barco tambalea por la marea tan peligrosa. Jimin permanece en su extraño y azulino mundo. lleno de voces hermosas que no sabe si debe seguir.

Si está realmente lista para hacerlo. Qué destino agarrar. Cuál desea y cuál está dispuesto a tirar por tomar el otro. Desliza la mano por el cristal empapado del otro lado. Una tormenta violenta como jamás ha visto que suceda. Juega con el collar en torno a su cuello. Tan bonito y brillante. Le da un suave beso y consigue que emita más luz. Sonríe enternecida por ello.

Pasa un rato ahí dentro sin que nada malo suceda. Todo va relativamente bien exceptuando las violentas sacudidas del brazo consecuencia de las olas. Sin embargo, el problema llega cuando el agua se empezó a meter en la habitación. No se le hace molesto, lo que si la asustó es como un mueble traspaso la pared y estuvo a poco de aplastarla.

Más y más muebles así como decoración del barco se le están viniendo encima. Acaba por salir para evitar ser aplastada, consiguiendo que la brisa es tan fuerte que se puede llevar a una persona sin problema.

— ¡NO SE SUELTE! —Abraza a Wonho, siendo este un soporte mientras se toma a uno de los mástiles. Aparentemente se dirigen al ojo de la tormenta, aunque no está muy segura. No logra oír bien al capitán.

— ¡WONHO! —Chilla, sin poder agarrarse bien y la mitad de su cuerpo siendo jalado por la brisa y viendo una ola aproximarse.

Él verdaderamente lo intenta y ella es capaz de notarlo antes de resbalar de ello y ser impactada directamente por la ola. Tan fuerte que le da un golpe en la cabeza dejándola inconsciente.

Su cuerpo se hundir en el agua, apenas más calmada por la profundidad. Un par de brazos la rodean por debajo de las axilas, ayudándola a flotar. Jeonggoo tironea hacia arriba sin poder hacer nada por alzarla. Pesa demasiado.

Namkyung aparece pronto, rompiendo el vestido y ropa interior de tela tan densa que la hace hundirse. Ayuda a Jeonggoo a sacarla para que respire, saliendo mal pues una ola las hunde de golpe. Un par de burbujas escapan de la boca de Jimin, con el pulso más lento y el collar en torno a su cuello perdiendo brillo.

Sujin llega con rapidez, señalando un lugar. Yoonji ayuda a Jeonggoo, siendo la más fuerte y la mas rápida al estar juntas. Llegan a una de las tantas burbujas de aire que hay bajo el agua, dejando a Jimin recostada en la roca para que respire.

Se ven entre sí, Taehee las aparta para empezar a dar golpes al pecho de Jimin, soplar en su boca y repetir hasta que finalmente escupe el montón de agua que tragó. No por ello despierta, las seis respiran aliviadas de que al menos regrese a tomar aire. Cuchicheos entre ellas, con la preocupación de que hacer ahora.

Ninguna está siguiendo el barco, a saber dónde está y Jimin no respira bajo el agua, así que tienen un problema enorme e inconsciente entre manos. Mientras las cuatro discuten al respecto, Jeonggoo y Taehee se encargan de cubrirla para que no le dé tanto frío y no vaya a despertar adolorida en caso de haberlo ahora.

Jeonggoo masajea los hombros y cuello mientras Taehee se destaca en arroparla con las aletas que hay disponible. No puede evitar una risita, Jimin luce tan tierna con una mejilla abultada estando recostada. Afortunadamente llegan a una conclusión rápida y con ello, pueden dedicarse a ver a la doncella inconsciente hasta que fuese hora de llevarla.

Mermaids WifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora