Mermaids Wife

40. Mar de Bienvenida

—Está despertando.

—Eso fue más rápido de lo que pensé.

—Anda no te quejes, disfruta que fuera rápido.

Abre los ojos, la luz la aturde en un principio. Apoya las manos para levantarse de la superficie blanda en la que está. Sacude un poco la cabeza y se sorprende de ver su cabello flotando. Más aún que su coloración oscura se haya perdido.

Al menos en buena medida. Con la luz, se ve azul celeste. Parpadea repetidamente. Fija en su entorno. Mira sus manos, agitándola y detallando las pequeñas escamas imperceptibles que tiene tanto en ellas como en sus brazos. Se revisa y lo que más la impresiona es que sus piernas ya no están.

Sino una ancha, fuerte y larga cola de pez. Una tonalidad entre azul, púrpura y negro en sus escamas tornasoles y las aletas largas, tan finas que al más mínimo impulso se mueven. Mira a los lados. Asustada y sin saber si está soñando o que es lo que sucede aquí. Un quejido se le escapa.

—No llores. Es muy pronto para que le des perlas al mar.

Levanta la mirada, dando cuenta de las que está recostadas en las rocas de alrededor. Sentadas y fijas en ella. Curiosamente, cada una ocupa un lugar con vegetación de sus colores representativos: Sujin, corales rosas; Hosook, anemonas amarillas; Taehee, flores purpuras; Yoonji, felpudos corales azules; Namkyung, corales blancos y purpuras; Jeonggoo, algas casi negras.

—Pobrecita, está confundidísima. —dice Hosook con las manos en las mejillas.

—Incluso así es tan pequeña. —murmura Taehee ladeando la cabeza con expresión enternecida.

—N-no entiendo.

Abre más los ojos ¿Puede hablar? Lo mismo se repite en su cabeza. Un enorme y casi terrible bucle: No entiendo que está pasando. Namkyung es la primera en bajar de dónde está. Jimin se pierde en el cabello que va en todas direcciones, la forma en que flota y le es imposible quedarse estático.

—Quisiste venir con nosotras y ahora estas con nosotras—responde con simpleza—. De la única forma en que podíamos estar juntas.

Ladea la cabeza, aun aturdida. Namkyung la toma de la mano y tira un poco para ayudarla a flotar mínimamente. Hay risillas divertidas por su incapacidad de moverse y los movimientos torpes. A pesar de ello, logran salir de ese espacio, siendo seguida por las demás y siendo guiada por cada una de tanto en tanto. Acaba cayendo sobre Jeonggoo y balbucea sin sentidos.

— ¡Que torpe estas! —ríe dándole un toque con su frente.

—De verdad... ¿Estoy aquí?

—Claro que si—afirma Taehee de cabeza—. Es donde quieres estar.

—Tardaste mucho en aceptarlo. Incluso me asuste. —admite Sujin con una mano en la mejilla.

—Pe-pero-

— ¿Nuestra boda? Fue un poco más tosco de lo que teníamos en mente—Admite Hosook—. Aunque a Yoonji se le hizo muy bien el sacrificio que se hizo.

—Imbécil hijo de puta—bufa disgustada la que está a su lado—. Necesitábamos un sacrifico y que mejor que él—Se encoge de hombros—. Solo lamento que pasara tan de repente.

—Yo quería que fuese en una isla desierta. En la arena. —exhala Taehee decepcionada.

—En la puesta de sol con astros alineándose. No íbamos a hacer tanto teatro, Taehee. —reclama Yoonji cruzada de brazos.

—A mí me suena a algo bonito. —opina Sujin.

—Siempre podemos hacer otra si tanto les quedó el resquemor. Es cosa de hacerlo y ya, una ceremonia decorativa, nada que no hayamos hecho. —Tranquiliza Namkyung y Jeonggoo permanece en silencio, viendo a Jimin con fijeza.