Aquellos que protegen.

227 44 10
                                    

Kirishima les recibió en la entrada, Ashido estaba a su lado con la mirada clavada en el suelo y tomando la mano del pelirrojo.

— ¿Acaso no piensan entrar? —cuestiono Bakugou en un medio suspiro irritado que hizo que sus dos amigos hicieran muecas casi idénticas de vergüenza.

—Queríamos estar con ustedes —hablo por primera vez el pelirrojo cosa que le hizo sentir aliviado —Sentarnos juntos como en los viejos tiempos.

Tanto el pecoso como el cenizo entendieron a que se refería. El primero sonrió con tristeza y el segundo gruñó mientras volvía a caminar, agarrando a la femenina de la mano para que entrara con él al salón. Dejando atrás a los otros dos.

Eijirou le ofreció su mano a Izuku para entrar y esté soltando una risita, la tomó.

—Espero que Kaminari-kun no se enoje por esto —comento mientras seguían a sus amigos.

Pudo sentir debido a la unión en sus manos, el leve apretón de el pelirrojo y se mordió el interior de ka mejilla, las palabras habían salido solas. No tenía intención de mandar todo el esfuerzo que hacía Kirishima por no derrumbarse por la borda. Solo quería aliviar la tensión que sabía tendría que experimentar una vez estuvieran dentro de la sala.

Sin embargo, escucho una suave risa de parte del chico que sostenía su mano.

—Le diré que fue porque tenías miedo de que Aizawa-sensei nos regañe, ¿que tal? —bromeo Eijirou.

El pecoso soltó un suspiro de forma involuntaria, aliviado.

—De acuerdo acepto, con una suave sonrisa.

La sala de conferencias de Yuei era lo suficientemente grande como para albergar cuarenta o más personas pero entre los adolescentes y los adultos del lugar debían ser poco más de treinta. Por regla general para que todos pudieran ver a Nedzu —quien era el adulto mayor y bajito que estaba sobre un podio de cemento hecho por un profesor— tenían que sentarse en el piso, agazapados los unos con los otros. Ya que eso causaba que se formarán grupos —ya sea por edad o amistad— cada persona allí dentro sabía dónde tenía que estar.

Por ejemplo, Ochako, Tenya, Hagakure y Aoyama —que eran más que nada amigos de Deku— estaban sentados juntos en la parte de adelante, las chicas en medio y los chicos en los costados, inconscientemente protegiéndose los unos a los otros. La castaña más pequeña mordía su pulgar, la otra trataba de sacarle charla para que no lo hiciera, el rubio de ojos azules jugaba con un espejo y el de lentes trataba de que se quedará quieto. Una escena usual en las reuniones.

Otro ejemplo sería lo que era el grupo de Bakugou, ellos siempre tomaban lugar en el fondo de la sala de conferencias porque Kaminari no paraba de hacer bromas malas y Kirishima junto Sero nunca podían contener las risas cuando lo hacía, causando que por ello los profesores les retaran en todas las reuniones.

Pero sin el rubio —desaparecido— y sin el pelinegro —que no podía salir de la enfermería— Bakugou se sentó en el medio de la sala y todos los demás los siguieron. Midoriya le hizo una señal a Shinsou Hitoshi y a Rikido Sato para que se acercarán a ellos, así no estarían solos. Ambos chicos le hicieron caso y se pusieron detrás de él. Ninguno menciono una palabra pero sabía que le debían estar dando las gracias por dejarlos permanecer junto a ellos.

Izuku soltó la mano de Eijirou y se sentó con las rodillas cerca de su pecho, las manos a los costados. Katsuki era quien estaba de su lado y a lado de esté, Mina que parecía prestar tanta atención a la reunión como a las marcas en su piel rosada.

Los profesores estaban encima de un podio de cemento, discutiendo y señalando. Nedzu era el más pequeño de todos ellos y por eso mismo destacaba. Al parecer la discusión llego a su final cuando el pequeño hombre levanto las manos y las bajo, en señal de alto.

Sálvame [Crossover]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora