Sálvame [Crossover]

Santuario.

Tsuyu, Nejire, Denki, Neito y Fukumikage. Esos eran los nombres de los chicos con sangre especial. Cada uno se los dijo de forma arbitraria mientras salían por el callejón hacia la avenida. Todos ellos caminaba despacio, con cautela y miraban en todas direcciones, como si temieran que un demonio les saliera de cualquier lado con el sol en el cielo.

Zenitsu sintió la necesidad de gritar por un médico para ellos. Pero se contuvo. Ninguno se quejaba —de forma verbal— de las heridas que sufrieron sus cuerpos, él no era nadie para asumir un papel superior al de ellos.

— ¿Donde creen que estemos? —hizo la pregunta del millón Tokoyami.

—Nos atacaron cerca de Musutafu —comento Asui.

— ¿Entonces seguimos en Musutafu? —teoriza Kaminari.

—No sé, podemos estar incluso en Kyoto o Sendai—gruño el pelinegro —Agatsuma.

El rubio se paralizó, Hado a quien tenía a su espalda parecía estar dormida o desmayada por lo lenta que era su respiración. No creía que el movimiento la hubiera molestado. Pero se reprochó igualmente.

— ¿Sí? —les miro de reojo, ya que él iba a la cabeza del grupo.

Por favor, no pregunten donde estamos.

Esperaba que Koro les hubiera mencionado de su nula memoria por culpa de los demonios. Sino estaría obligado a dar una explicación que ni él sabía muy bien como dar.

— ¿Puedes oír algo que sirva para saber dónde estamos?

Zenitsu esperaba que el alivio que sentía no fuera tan notorio en su rostro. Asintió a lo que pregunto el azabache y se detuvo despacio, haciendo que los demás hicieran lo mismo. Trato de escuchar algo que fuera útil.

"La cafetería está llena, lo lamento señor" "No quiero ir a la escuela, mamá" "¿Podrías avisar que voy llegando tarde"

Las conversaciones de los habitantes no eran muy útiles y en parte le hacían sentir como un chismoso. Intento focalizarse en otro tipo de sonidos. Cómo autos o las radios de estos. Cuando su oído derecho percibió el sonido de un tren, se volteo ligeramente en esa dirección para escucharlo mejor.

"Siguiente parada: Musutafu".

—Estamos en Musutafu —anuncio en voz alta a los chicos y ellos parecieron alegres con la noticia, a Denki hasta se le pusieron los ojos lagrimosos — ¿Eso es...bueno? —pregunto inseguro el cazador.

— ¿Bueno? —repitió el rubio limpiando sus lágrimas y sonriendo — ¡Es genial, viejo!

Zenitsu no entendía —o más bien, no recordaba— a que podía estar asociando la palabra "genial" pero, suponía, que debía ser algo bueno si le ponía tan contento.

Y eso, le dio cierta alegría —un sentimiento agradable— a él.