Yuei, la fortaleza.

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—Este será su hogar a partir de hoy —hablo con calidez el rubio —Tal vez les cueste en un inicio, pero jóvenes Katsuki e Izuku, muy pronto notarán lo valioso que es Yuei.

Yuei era en verdad importante para ellos, sin importar lo mucho que lo hubieran podido odiar al inicio. Lo mucho que desearon no haber estado ahí, seguía siendo su valioso y maldito hogar.

La fortaleza acogedora de los niños como ellos.

— ¿Que hacemos en una tienda de uniformes escolares? —pregunto Karma después de diez minutos de quedarse viendo el lugar que en el vidriado tenía uniformes femeninos y masculinos en tonos grises con verde.

Katsuki bufo, había aceptado que aquellos dos los acompañarán hasta Yuei por el hecho de que tenían información que les serviría a todos los demás y porque realmente parecían interesados en ayudarlos. Pero el explicar ciertas cosas —las absurdas más que otras— era un poco irritante.

—Ya lo verán, Akabane-kun, Shiota-kun y...—la mirada de el de pecas se desvío un poco, del mismo modo en que su tono de voz bajo —Kamado-kun.

Uh, está realmente molesto.

Izuku podía lidiar con las cosas absurdas pero él sería quien tendría que aguantar después su mal humor y lloriqueos al llegar a su hogar. Shoto, por lo que podía ver estaba enterado de la discusión —sino, las miradas indiscretas al cazador hacia el de ojos esmeralda era suficiente señal de que algo estaba mal— y se ponía tras suyo cada vez que tenía oportunidad, al parecer asustado de que el de pecas estallara y golpeará a su objetivo más cercano.

Katsuki no podía decir que su actitud de conservar los huevos en su lugar estuviera del todo mal. Porque definitivamente eso podía pasar.

Mientras Nagisa se encargaba de todas las preguntas que quería hacerle a Izuku —sobre porque rayos estaban en una tienda de ropa, pero de forma educada— , Katsuki se dirigió hasta el dependiente de la tienda con Shoto y un Tanjiro que tenía los ojos más puestos en el pecoso que en el hombre rubio alto tras un escritorio.

—Demasiadas personas —fue lo primero que le soltó el mayor a Bakugou —Y dos, no, tres son demonios.

La mención de los demonios fue suficiente para que el cazador volviera a prestar atención a su entorno y apretara las correas de su mochila de madera.

—Nezuko es inofensiva —dijo como si fuera un mantra que había repetido por muchísimo tiempo.

El rubio mayor levanto una ceja y meneo la cabeza para después ver hacia el de ojos rojos. Buscaba una respuesta por uno de los suyos y eso era evidente para los otros dos.

Todoroki no podía decir nada al respecto ya que lo veía lógico pero a Kamado le pareció un poco desconfiado de su parte.

—Tres demonios —repitió el hombre con un tono más duro —Bakugou, ¿quieres que Aizawa y su grupo sufran un colapso nervioso?

—Fue el mismo Aizawa quien me hizo viajar con él —señalo al bicolor con un dedo —Y es un semidemonio. Aparte de la chica en la caja.

El rubio volvió a menear la cabeza y a suspirar. Tanjiro podía oler el estrés emanar de él.

Bakugou intentaba ser todo lo cordial y amable que se podía esperar de él, una sola mala palabra o acción imprudente y Beast Jeannist, les negaría la entrada a Yuei porque aunque debían ir por los accesos subterráneos el hombre debía anunciar su ingreso y darles ropa para hacerlo.

— ¿No saben lo que está sucediendo por aquí, verdad? —cuestiono el mayor pero por su tono de sarcasmo era obvio que sabía que estaban enterados de la situación.

Sálvame [Crossover]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora