Camareros con espadas.

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— ¡¿Y porque tenemos que hacerlo?!

— ¡Por favor Inosuke! —rogó Tanjiro — ¡Comprende! Destrozamos el restaurante de ese hombre y él solo nos pide como pago trabajar en un evento en el cual le faltan camareros, ¡es lo justo!

Zenitsu hizo un puchero, él ya había entendido que Tanjiro quería hacerlo por una buena causa pero su misión era ir tras un demonio de la zona. Y de solo imaginar lo que les haría Sanemi Shinazugawa cuando se enterará que fueron a tontear a una fiesta —porque el albino no vería eso como trabajo— los mataría. Ni toda la medicina que pudieran hacer Aoi o Kanao los salvaría.

Había pasado de estar emocionado —porque en las fiestas habría señoritas— a sentirse completamente aterrorizado.

Para su desgracia, Inosuke agarro la punta de su gorra —la cual jamás se quitaba y por ende lo molestaba con eso— y la tiró hacia abajo. Eso era señal que ya había cedido.

— ¡De acuerdo! —termino por aceptar — ¡Pero sigo sin entender que mierda debe ser un camarero!

—Un camarero sirve comida y bebidas a las personas —explicó el rubio —Debes sonreir y ser cortes con los demás. Sí lo haces te dejarán una buena propina.

— ¿Así que tengo que fingir que me caen bien un montón de extraños? Que trabajo de mierda.

—Inosuke, no digas eso —le reprochó Tanjiro —Podría ser divertido. El señor dijo que trabajaremos en una fiesta de cumpleaños.

— ¿Habrá pastel? —los ojos verdes se iluminaron con ilusión.

Zenitsu estuvo tentado en decirle que sí pero que ellos no podrían comerlo.

— ¡Por supuesto!

— ¡Genial!

Realmente esperaba que sus cuervos —y su pequeño pajarito— no contarán nada sobre lo que estaban por hacer.

Realmente esperaba que sus cuervos —y su pequeño pajarito— no contarán nada sobre lo que estaban por hacer

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Inosuke lo sentía. En las palmas de sus manos, una sensación de frío recorrer su cuerpo pero está iba y venía cada dos segundos.

Así que aunque confiaba plenamente en su instinto y quería advertir a sus compañeros —porque ese era el deber del jefe— no podía.

—Hey señorita —le llamo un señor mayor, con mirada laciva y una gran barriga — ¿Podría darme una copa?

Inosuke gruñó y contuvo las ganas de matar a aquel sujeto porque le había prometido a Tanjiro comportarse por aquella noche. Además que el pelirrojo dijo que le daría un buen trozo de pastel como recompensa.

—Tome —le acercó la bandeja con copas de un extraño liquido burbujeante.

Estaba dispuesto a irse y seguir con su trabajo. Dar vueltas por todo ese enorme lugar para que las personas tomarán las copas le hacía sentir que estaba alimentando a un puñado de cochinitos en su querida montaña.

Sálvame [Crossover]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora