Errores.

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Zenitsu herido. Zenitsu llorando. Zenitsu rogando.

Zenitsu dando su vida, a cambio de la suya, a los demonios.

Sus ojos se abrieron con el más grande pánico y se sentó de golpe dónde fuera que estuviera, sintiendo un dolor agudo en el proceso.

— ¡Hey, no hagas eso! —lo regaño una voz femenina — ¡Arruinas todo el trabajo que hizo Tamaki-san para curarte!

Una alta chica rubia le miraba con los ojos azules molestos y sus manos estaban sobre su pecho, obligandolo a que se quedará quieto pero Inosuke no podía hacerlo.

—Zen...—tosió con fuerza, tanta que le dolió la garganta —Ugh.

—Ten —la chica le ofreció una botella de agua y puso su mano tras su espalda para apoyarlo —Bebe, despacio.

La rubia puso la botella en sus labios haciendo que tomara poco a poco el agua la cual alivio muchísimo el ardor que se había generado en su garganta. Cuando la botella quedó vacía, Inosuke volvió a sentir sueño pero no debía dormirse. Tenia que salir de donde sea que estuviera y buscar el rubio, no podía dejarlo solo.

Tenía que saber que estaba bien. Se negaba a aceptar que esos demonios...que ellos...

—Zenitsu...—susurro cansando, cerrando los ojos contra su voluntad.

—Pobre niño —sintió como alguien toco su mejilla —Tranquilo, Rio Nakamura cuidara de ti. Ya estás bien.

A los segundos, la oscuridad volvió a apoderase de él.

Dentro de la oscuridad, Inosuke podía escuchar varias cosas pero pocas veces despertaba y cuando lo hacía, por mucho que dijera el nombre del rubio esas personas no le daban respuesta, solo lo calmaban hasta que se volvía a dormir quien sabía por cuanto tiempo. Trataba de recordar sus rostros cada vez que podía estar conciente, uno era un hombre muy parecido a la primera mujer que había visto en su despertar. Las únicas diferencias eran el género y que era mucho más corpulento, también que hablaba con muchísimo entusiasmo aunque fuera él quien hablaba únicamente. Después estaba un azabache de ojos oscuros y orejas puntiagudas, lo vio una sola vez cuando él le cambio las vendas en su cuerpo —sus heridas dolían como el infierno, eso lo hizo estar despierto— y no fue muy agradable ya que se concentro más en no gritar del dolor que sentía. Por último estaba una niña, albina y con ojos rojos. A ella la sintió a través de su tacto —ya que la chiquilla le tocó la frente mientras dormía— lo que le hizo despertar sobresaltado porque era un demonio.

Un demonio que podía estar bajo la luz del sol.

—Chico, chico despierta —le tocaban suavemente el hombro pero aún así le dolía —No quería llegar a esto pero debes comer, el agua no es suficiente.

Inosuke gruñó y apretó los labios cuando unos pares de manos se pusieron tras su espalda, para que sentará. Luego vio como depositaban un plato con curry delante suyo, olía delicioso y la rubia le estiró una cuchara. Podía usar ambas manos para comer pero prefirió usar la izquierda, era la que menos le costaba mover.

—Pareces estar mejor chico, es un alivio —comento el rubio corpulento que estaba sentado frente suyo, con la niña albina entre las piernas — ¡Ya estábamos pensando en llevarte al hospital!

—Estabas bastante grave —agrego el azabache con la mirada gacha, jugando con uno de sus mechones de cabello.

—Fue una suerte que Eri-chan te encontrará —sonrió Rio —Come bien, ¿sí?

Inosuke abrió la boca para comer un buen pedazo del curry. Necesitaba fuerzas para poder hablar con todos ellos y no dormirse. Sin embargo se sentía demasiado anestesiado como para aguantar mucho tiempo. Pero tenía que lograrlo, cuando su plato quedó vacío y la rubia hizo amago de que se acostara, negó varias veces con la cabeza.

Sálvame [Crossover]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora