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Ayer fue un total desastre. No fue hasta media noche que mis padres y yo terminamos de pelear, nunca había sucedido algo así y aunque no me lo crean de verdad me duele. Las cosas entre los tres están muy distintas y complicadas y todo ha sido por causa mía, no me quejo, pero la verdad es que ninguno de ellos se merecen todo esto de mi parte.
Mi madre insiste en que termine mi relación con Finn, y es obvio que eso no sucederá, entiendo que se preocupa por mi, pero no tiene porque controlar mi vida siempre.

Necesitaba hablar con alguien, pero no necesitaba a Finn, necesitaba a alguien más, necesitaba a Sophia, a mi mejor amiga pero ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Llegar y decir "Hola Sophia, verás me siento terrible y necesito hablar con alguien, podemos volver a ser amigas"?
O podría hablar con Wyatt, pero dejamos de hablar casi al mismo tiempo que Sophia y yo, los extraño a ambos, a todo, incluso a Jaeden.

Me acosté en mi cama, quería llorar, me di cuenta lo mal que estaba todo, lo que he perdido por todo esto, y no es culpa de Finn ni de nadie, no es culpa de nadie mas que mía. Pero si fui yo quien lo arruinó podría ser yo quien arregle todo, ¿No? ¡Eso es! O al menos debía intentarlo una vez más. Me levante de mi cama, salí de mi habitación y siendo lo más discreta posible salí de casa y empecé a correr lo más rápido que pude para llegar a casa de Sophia.

Me detuve unos cuantos metros antes de llegar para controlar mi respiración y también para pensar en que decir, empecé a sentir nervios pero ya estaba aquí, no había vuelta atrás. Camine con calma hacia la puerta, aquella puerta que había extrañado tanto.

No tardaron en abrir, su madre me recibió y al verme se sorprendió.
-___, que sorpresa -sonrió-. Hace mucho tiempo no te veía por aquí, pasa.

Le sonreí mientras me dio el paso me quedé de pie junto a ella.
-Lo sé, extrañaba pasar por aquí.

-Sophia esta en el jardín pintando, entra en silencio, ya sabes como se pone cuando la interrumpen.

Asentí, estaba claro que su madre no tenía idea de nada de lo contrario probablemente ni siquiera me saludaria.

Camine con calma sobre el pasillo que da directamente hasta el jardín. Le puerta es de cristal que debes deslizar para poderla abrir, estaba entre abierta y la abrí con cuidado y en silencio. Sophia estaba sentada en un banquito de madera con un bastidor frente a ella, un pincel largo de madera en su mano, botes de pintura en el suelo y un trapo húmedo en el suelo.
Pocas personas son las que realmente conocen a Sophia, somos pocas a las que nos dejó conocerla. Casi nadie sabe de este talento oculto que tiene para las artes, sobre todo con la pintura. Siempre me gustó verla pintar y fue inevitable no sonreír al verla tan concentrada ahora.

Camine lentamente hacia ella, para hablar debía hacerlo despacio, con voz baja y claro, debía esperar lo peor.

-Está quedando muy bonito -dije detrás suyo.

Note que se había crecer un el pelo, lo trae más largo de como lo suele llevar. Volteo a verme pero solo fue unos segundos para que su vista volviera a su pintura.

-¿Qué haces aquí? -pregunta sin emoción alguna en sus palabras.

Me acerque un poco más a ella.
-Quiero hablar contigo.

Tomó el trapo del suelo y limpio su pincel. Se puso de pie y ahora si me miró fijamente.
-Creo que tu y yo ya habíamos hablado y dejado las cosas en claro, ¿No?

-¿Qué tiene de malo hablarlo de nuevo?

Sophia cruzó los brazos.
-Dime, ¿Por qué quieres hacerlo de nuevo? Luego de dos meses, pudiste haberlo hecho desde antes... Con eso solo me das a entender una cosa.

BLOOD | Finn Wolfhard×YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora