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Habían cocinado pasta, una ensalada de zanahoria deliciosa y una crema de elote. Todo estaba exquisito, todo lo habían preparado sus padres.
Hasta el momento ninguno me había hecho alguna pregunta o algo por el estilo, pero sé que están a punto de hacerlo, estábamos casi terminando nuestra cena.
Finn comenzó a recoger los trastes sucios y los junto todos, decidí ayudarle a levantar el resto de la mesa, de hecho todos lo hicimos, como trabajo en equipo. Cuando por fin terminamos nos reunimos una vez más en la mesa y ahora si, venía lo bueno.

—Ahora cuéntenos, ¿cómo se conocieron? —preguntó Mary juntando sus manos y mirándonos a Finn y a mi.

Debajo de la mesa sentí como lentamente Finn colocaba su mano sobre mí muslo de manera tierna, comenzaba a acariciar esta para tratar de relajarme.
—En la escuela —respondió él, pero rápidamente negué.

Reí y baje la mirada.
—No precisamente —baje mi mano y la coloque sobre la suya, que aun seguía sobre mi muslo— fueron varias... situaciones.

Y entonces recordé perfectamente como sucedió. Todo comenzó con miradas, yo desde mi ventana observando como fumaba un cigarrillo y él igualmente me miraba, claro que en ese instante sucedió algo entre ambos.
Y luego fue de manera formal el día el que choque con él antes de llegar a casa y por primera vez cruzamos palabras. Así fue.

Finn entendió a lo que me refería con lo último que dije.
—Nos conocimos aquí mismo en el vecindario —continuó él. Presionó mi muslo suavemente— algo muy cliché, ella chocó conmigo por andar distraída. Fue algo casi instantáneo, algo ocurrió entre ambos.

Nunca había tenido la oportunidad de conocer a Finn Wolfhard en un modo tan romántico, era bastante raro. Incluso asustaba.

—¿Y cómo fue que se entero sobre a lo que nos dedicamos, hijo? —preguntó esta vez su padre con seriedad. Esto era lo que más ansiosa me ponía.

La pregunta claramente iba dirigida a mi, pero en estos momentos era como si hubiese olvidado hablar o algo, no podía reaccionar y me moría de pánico, de decir algo erróneo y arruinarlo todo.

Prácticamente yo lo descubrí, pero él me lo confesó, ¿qué debería de decir? Si digo eso metería a Finn en un problema con su padre, y si decía que yo misma lo descubrí probablemente el resultado sería el mismo.

—E-él... Y-y-yo... —maldición, empezaba a tartamudear, eso no suele pasar a menos que me ponga realmente mal o ansiosa.

Finn acarició mi muslo.
—Yo mismo se lo dije —me interrumpió, o me salvó—. No se lo quería ocultar, ella merecía saberlo.

Suspiré, mis manos temblaban, también mis piernas y mis labios al hablar.
—Habíamos dicho que no le dirías a nadie —habló su madre—. A menos que fuera alguien importante, que si valiera la pena y de confiar.

Bajé mi mano y él la tomó en lugar de mi muslo.
—Así es mamá —asintió—. Es lo que hice —presionó mi mano—, ___ ahora es importante en mi vida, ___ vale muchísimo la pena y confío en ella, por completo.

Esperaba esto de todos menos de él. Estaba tomándose esto en serio, ¿en realidad me está tomando en serio?

—¿Entonces está relación va muy en serio? —preguntó su padre mirándolo fijamente. Finn asintió— ¿Y estas consciente de los peligros a los que la estas involucrando, el riesgo que corre únicamente por ser tu novia? ¿Estás consciente de que también perjudica a tu familia? ¿Qué también nosotros corremos peligro? ¡Por qué pareciera que no!

Note que Finn empezaba a tensarse mucho. Apretó la mandíbula y en su otra mano formó un puño. Solté su mano para ahora empezar a acariciarla esperando a que eso lo calmara al menos un poco.

BLOOD | Finn Wolfhard×YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora