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Llegue a la escuela tranquila aunque me quedaba poco tiempo para entrar a mi primer clase, ni siquiera me detuve a guardar o acomodar cosas de mi locker, como normalmente suelo hacerlo.
La campana sonó y justamente en ese instante entre a mi clase, todos ya estaban ahí, primera vez que llego tarde y nadie más que yo lo hace. Afortunadamente mi asiento está desocupado y rápido entro para acomodarme. Ya no hablaba con nadie, todas las personas con las que solía hablar se han alejado de mi, incluso con quiénes no solía llevarme tanto, como Millie pues yo solía hablar con ella gracias a Sophia, la castaña siempre me sonreía o saludada y ahora ni siquiera voltea a verme.
De Jack ni hablar, tanto él como yo tratábamos de evitarnos lo más posible, desde aquel problema no hemos vuelto a hablar pero sé que él debe odiarme por la forma en que me mira.
A veces quisiera arreglar las cosas con Wyatt, hablar con él pero sería ridículo, ha pasado tanto tiempo y probablemente no valga la pena, ¡Oh! Y Jaeden creo que él al igual que Jack me odia, ¿Y por qué no? Por mi culpa su relación con Sophia terminó y creo que ni siquiera ellos se hablan.

Las horas solían pasarse volando, y ahora me parece que pasó una eternidad en clases y los recesos son tan cansados pues casi siempre los paso sola o con Finn -si es que se le da por aparecer-.

-Te he estado buscando -dijo él detrás de mí. Me di la vuelta, traía su mochila colgando en un hombro y el otro tirante estaba caído. Me miraba serio pero no sé veía enfadado, trae mejores ánimos que yo.
Aunque cualquiera puede tener mejor ánimo que yo.

-¿Qué pasa? -pregunté, sé que en realidad no me estaba buscando, siempre me dice lo mismo cada que me encuentra en la cafetería.

-Sé que últimamente has estado un poco triste, ven -jalo mi mano y empezó a caminar mientras me sostenía.

No sabía exactamente a dónde me llevaba hasta que me percate de cuantas escaleras estábamos subiendo, era obvio a donde íbamos y claro que necesitaba un pequeño descanso, despejarme un momento de la escuela y mis problemas aunque sea cinco minutos.
Finn empujó la puerta, esta se abrió pero lo primero que alcance a ver fue una montaña de bloques rectangulares envueltos con cinta adhesiva. De inmediato mi sonrisa se borro.

-¿Qué es todo esto? -preguntó mientras él deja sus cosas en el suelo y yo permanezco observando esa enorme torre de paquetes de droga.

Se supone que eso solamente debería estar en su casa, y en caso de que alguno de los dos fuera a vender en la escuela únicamente debíamos llevar lo menos posible para evitar problemas.

Volvió a mirarme.
-Oh, eso -hizo una mueca y alzó los hombros m-... Ignoralo no te traje para que veas eso -guiño un ojo.

Comenzaba a acercarse a mi lentamente pero puse mi mano sobre su pecho para detenerlo mientras negaba.
-Finn, ¿Qué hace esta mercancía aquí? Si alguien lo descubre estaremos en graves problemas...

Él sonrió mientras me miraba.
-Tranquila dulzura, esto es algo que le robe a mi padre sin que lo notará, lo venderemos por nuestra cuenta y el dinero que ganemos será solo nuestro -tomó mis manos y beso mis mejillas con delicadeza, sabía a dónde quería llegar pero esta vez no quería hacerlo no tenía ánimos.

Al rechazarlo se alejo un poco de mi, apretó los labios y rodó los ojos.
-Lo siento pero la verdad no tengo ánimos de hacerlo hoy, o al menos no ahora, no aquí teniendo esta mierda frente a mi -señale la mercancía-. Finn, no me siento bien, últimamente me he sentido terrible y a la única persona que ahora tengo es a ti -me acerque nuevamente a él y tome sus manos, bese el dorso de estas y lo mire con ternura-... Y no quisiera estar mal contigo sólo por un estúpido problema como este.

Me miró con lástima pero asintió, todo estaba tan distinto, él y yo, sobre todo él. Comencé a pensar y sentir que él ahora sólo me quiere para tener sexo, no tiene ni una semana de la última vez que lo hicimos y cuando nos vemos es a lo único que quiere o intenta llegar, y claro, sabe perfectamente que él es mi debilidad y que con tan sólo llamarme "dulzura" estoy completa y totalmente a sus pies.
Sin esperarlo él tomo mis brazos, me jalo hacia su cuerpo y me rodeo formando un abrazo lo más afectuoso posible. Hace mucho que no me abrazaba, pero no lo sentía como antes, se veía muy forzado a hacerlo y entonces nuevamente empecé a llorar, estaba tan harta de mi y mis lágrimas, comenzaba a llorar por todo o es que yo a todo le veía algo malo y deprimente. O más fácil: de verdad estaba deprimida.

BLOOD | Finn Wolfhard×YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora