—Voy a acompañarte.
—Amor —Alejandro terminaba de vestirse. Iván le arreglaba el cuello de la camisa, ¡intentando desprenderla!—, tienes muchas obligaciones aquí. Serán unos días... Voy a estar bien.
—¿Seguro?
Los ojos grises, profundos y atrayentes eran un paraíso que el médico no quería abandonar. ¿Cómo era posible que su madre hubiera muerto y él no sintiera dolor? ¿Qué le había dado este hombre para curar sus heridas y hacerlo renacer?
Puso sus manos a cada lado del rostro y acarició con su pulgar el carnoso labio del deportista.
—Te voy a extrañar, cariño.
Iván lo besó, fuerte e intenso, como él sabía, haciéndolo sonrojar y pedir más.
Le encantaba esto.
Le encantaba él.
—Van a posponer de nuevo la pelea con Gabriel.
—¿De qué hablas?
—Antón me dijo que en parte es mi culpa. Esto es Rusia, ¿quién dijo que ser bisexual estaba bien?
Ale frunció el ceño y negó varias veces.
—No necesariamente debe ser aquí. Podemos hacerla en Londres, Múnich o donde sea. Tienes el título. Mal que les pese. Sé que han intentado todo para quitártelo, pero estás aquí, y no lo harán.
Iván asintió con determinación.
Desde aquel anuncio sobre su vida sexual la Federación de Kickboxing había hecho todo lo necesario para que el ucraniano se convirtiera en el hazmerreír del circuito. No obstante, nadie había contado con la fuerza interna y el apoyo que había recibido de sus fanáticos.
—Vuelve pronto. Te voy a extrañar más de lo que imaginas.
Ale volvió a besarlo. La mano derecha acariciaba la estrecha cintura y ascendía a los impresionantes pectorales cubiertos con la camiseta de algodón de su luchador estrella. Se separó un instante de esa boca y mordió su labio inferior. Sus ojos vagaban por ese enorme ejemplar que le pertenecía solo a él.
—Tengo tantas ganas de hacerte el amor.
—¿Y qué te detiene?
Iván tensó la mandíbula, estiró sus brazos y rodeó el delgado cuerpo del médico.
Sus respiraciones profundas y calientes, las caricias sin límites que iban y venían...
El doctor Ferrari sabía que debía regresar pronto. Era imposible vivir lejos de Iván.
El ucraniano, sin darle posibilidad de movimiento, lo llevó empujándolo hasta la cama, en donde lo arrojó para montarse sobre él.
—Ten cuidado. Recuerda que voy a ir mucho tiempo sentado en un avión.
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Mi secreto T.O Libro 2 (Gay +18)
RomanceTe odio... Charlie lo dijo mientras el aliento de ese hombre estaba sobre su cuello Te odio... Se lo repitió mientras embestía una y otra vez dentro de su ser y lo llenaba de sensaciones desconocidas y excitantes Todo en Gabriel Petrov era equivoca...