Carlos pestañeó cuando el sabor salado y caliente golpeó su garganta. Gabriel lo sujetó de la nuca, impidiendo que se alejara.
—No, tú te lo buscaste. Ahora te aguantas.
Carlos volvió a agarrarse de las caderas hasta que Gaby lanzó el último chorro de semen en su garganta.
Lo próximo que Charly sintió fue su espalda contra la superficie húmeda. La lengua de Gabriel pincelaba su torso al tiempo que levantaba su suéter.
—Espera, Gabriel, por favor.
—¿Por favor? ¿Por favor qué? —El ruso le dio una sonrisa ladeada y llevó su mano a la entrepierna del muchacho, donde apretó.
Carlos lanzó un grito entre el éxtasis y el dolor.
—A mí no me mientas, enano, te encanta esto de la misma forma que a mí.
El semblante de Gabriel se desdibujó por un segundo después de esa confesión.
Carlos lo sujetó de las mejillas e hizo que se recostara sobre él. Sus bocas unidas en un danzar salvaje, batallando por tomar el control sobre la otra.
—Te voy a hacer venir tantas veces, enano. Te voy a follar hasta que te quedes sin voz.
Charly gimió de solo imaginarlo. Su pelvis buscaba friccionarse con el pene descubierto de su amante.
Gabriel comenzó a desprenderle el pantalón con urgencia, jugueteó con el botón un segundo y luego bajó el cierre.
—Levanta el culo.
Hizo lo que ese hombre mandón y arrogante le ordenaba.
De repente, había dejado de pensar. Todo su cuerpo le gritaba una sola cosa.
Gabriel llevó el pantalón hasta la rodilla y giró el cuerpo delgado en el suelo, dejándolo sobre manos y rodillas. Un golpe intenso sacudió la tierna carne de su nalga izquierda, haciendo que Carlos diera un jadeo.
—¡Idiota! —gritó cuando la mano grande azotó su nalga derecha—. ¡Deja de hacer eso!
Gabriel lo acercó, susurró sobre su oído y acarició el cabello platinado con su nariz.
—¿Crees que estás en posición de negociar? —Mordió el lóbulo de la oreja y lo chupó como si se tratara de un dulce para después deslizarse sobre su cuello y dejar un chupetón allí.
—Gabriel.
—Vamos, Charly, compórtate como el buen amante que sé que eres. —Cruzó el brazo sobre el torso y lo acercó a él. Los dedos juguetones de su mano derecha se divertían con uno de sus pezones—. Eres tan suave. No tienes idea de las ganas que tengo de entrar en ti y abrirte.
Carlos tragó saliva. Los nervios tensaban su cuerpo.
Gabriel percibió el cambio de clima y acarició el cuerpo que estaba en sus manos, relajándolo.
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Mi secreto T.O Libro 2 (Gay +18)
Roman d'amourTe odio... Charlie lo dijo mientras el aliento de ese hombre estaba sobre su cuello Te odio... Se lo repitió mientras embestía una y otra vez dentro de su ser y lo llenaba de sensaciones desconocidas y excitantes Todo en Gabriel Petrov era equivoca...