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Él era simplemente hermoso. No había ser más bello y comprensible que aquel que se encontraba a su lado sosteniendo su mano en esa tienda de Seúl.
Y es que era sencillamente maravilloso haberlo hallado en el momento preciso en el que había dejado de creer en las personas. Su sonrisa sincera, sus ojos cargados de bondad y aquel porte serio, pero cariñoso lo habían enamorado desde el instante en el que habían cruzado palabra. Aunque realmente hubiese querido cambiar el modo en el cual se habían conocido; ya que recordar que gracias a qué derramó sobre él un vaso entero de café sus ojos se encontraron; no era lo más romántico del todo. Aún así agradecía internamente que eso haya sucedido. O jamás lo hubiese encontrado.

- SeokSeok - la voz de su acompañante lo distrajo de sus pensamientos - ¿Qué tanto piensas cariño? - preguntó curioso acercándose a su oído.

- Nada importante cariño - contestó conteniendo un escalofrío por la cercanía de su compañero - recordaba el día en que nos conocimos - añadió con una bella sonrisa.

- Fue un día raro y hermoso - analizó el contrario entrelazando sus dedos con los de su pareja y acercando sus manos juntas hasta sus labios para depositar un suave beso - jamás hubiese pensado que gracias a ello encontraría al amor de mí vida - agregó con seguridad.

- Yo tampoco creí que lo encontraría en aquella circunstancia - habló completamente sonrojado por las bellas palabras del contrario - aunque no fue precisamente "romántico" que digamos - añadió mientras sentía sus mejillas arder al recordar aquel día.

- Para mí si lo fue - sentenció el otro joven mientras caminaban un poco más cerca del mostrador para realizar su pedido - gracias a qué derramaste sobre mí ese café, pude hallar esos bellos ojos que tienes SeokSeok - dijo mientras lo miraba atentamente.

- Ya Yoonie, no digas eso - le suplicó completamente rojo e intentando ocultar su sonrojo con su mano libre - de solo acordarme que aquel día te empapé en café me hace sentir apenado - agregó guiando su vista al suelo por la vergüenza.

- Pero no tienes nada de que avergonzarte o de lo cual sentirte mal mí vida - le recordó el joven guiando su mano libre hacía el rostro ajeno y levantándolo suavemente para que sus miradas se encontrarán - agradezco a quien haya sido que te empujó e hizo que me empaparas, porque gracias a eso pude encontrarte - añadió con una pequeña sonrisa - cuando llegué a casa luego de que estuvieras dos horas disculpandote conmigo, no podía dejar de pensar en tus ojos y en lo hermoso que te veía con el rostro sonrojado por la vergüenza - concluyó acariciando la mejilla del contrario.

HoSeok contuvo en aire en sus pulmones y dibujó una enorme sonrisa en su rostro. Una de aquellas sonrisas las cuales solo su novio podía sacarle.
Estaba enamorado y completamente perdido en las palabras tan cariñosas que Min Yoongi, su novio desde hacía más de 5 años, le brindaba en aquel momento. Y sólo porque estaban en la fila de la tienda, esperando para ordenar sus cafés y muffins, fue que no se animó a saltar sobre los brazos de su novio para depositar sobre sus labios un enorme y suave beso en aquellos labios qué tanto le gustaba probar. Pero de seguro, lo haría sin falta al llegar al departamento que compartían juntos desde hacía cuatro años.

Su turno llegó y ambos jóvenes ordenar un cappuccino junto a un muffin de distinto sabor; HoSeok ordenó uno de vainilla con cobertura de chocolate y Yoongi, su novio, uno de chocolate con cobertura de menta. Y aunque sus gustos no eran los mismo, eso era lo que los hacía, según HoSeok la pareja perfecta.

HoSeok era un joven súper risueño, con una enorme y bella sonrisa la cual se volvía aún más hermosa debido a los hoyuelos que se marcaban en cada una de sus mejillas. Con 24 años y un futuro prometedor como instructor de danzas, no creyó sentirse más feliz y completo hasta que aquel día, en el cual  celebrando su décimo-noveno cumpleaños, su mejor amigo Jimin lo había citado a una cafetería en Seúl para celebrar juntos su día y luego de ordenar su café favorito y buscando a su amigo con la mirada, tropezó con alguien y derramó sobre otro joven su vaso completo de café.
La vergüenza y el miedo que sentía en aquel momento por esperar miles de insultos por parte del otro joven lo invadían hasta lograr que sus mejillas se colorearan de tal manera que un tomate se confundiría fácilmente con su rostro.
Con toda la rapidez que sus manos le permitían y a tropezones por la vergüenza se dirigió rápido a una mesa para tomar las servilletas que había en ella e intentar remediar lo que había derramado sobre aquel muchacho. Apoyaba las servilletas de dos en dos sobre la camiseta de aquel joven, la cual se hallaba completamente empapada y pegajosa debido a el azúcar que contenía el café.
Entonces alzó su mirada para hallarse con los curiosos ojos de aquel joven, el cual lo observaba con una pequeña sonrisa.
No comprendía cómo aquel muchacho podía estar allí sonriéndole de aquella manera, luego de que él había derramado un vaso de café sobre él; sobretodo porque el contenido del vaso estaba caliente. Esperaba aunque fuera una mirada enojada por parte del joven, pero solo obtuvo una ligera sonrisa, casi inaudible para el resto de la gente, las cuales lo observaban raro.

- Cuánto, cuánto lo siento - soltó mientras apoyaba dos nuevas servilletas sobre el cuerpo del joven - yo... yo pagaré por tu camisa y también te invitaré un café si quieres - añadió completamente rojo hasta sus orejas.

- No te preocupes - escuchó por parte del joven, el cual colocó su mano sobre la de él para que dejara las servilletas - no fue nada, solo fue un poco de café, no es nada grave - agregó observándolo detenidamente a los ojos.

- Pero... Pero fue mí culpa - habló de nuevo mientras quitaba una servilleta completamente mojada en café para colocar otra seca - yo, realmente lo siento, pagaré tu camisa - aseguró dirigiendo su mano hasta el bolsillo de su pantalón para sacar su billetera.

- No necesitas hacerlo - lo tranquilizó el joven enseñándole su sonrisa - de todos modos ya debía de cambiar está camisa por una nueva - agregó levantándose y brindándole su mano para que incorporara del suelo - aunque era mí favorita - añadió para observar la reacción del contrario.

- ¿Era... Era tu favorita? - preguntó luego de incorporarse y con el sonrojo invadiendo nuevamente su rostro y orejas.

- Sí, pero no te preocupes, está bien - contestó con una sonrisa en su rostro - no tienes nada de que preocuparte, lo dejaré olvidado si me dices tú nombre - le aseguró extendiendo su mano hacia el contrario - yo soy Min Yoongi.

- Jung HoSeok - respondió tímido mientras aceptaba el saludo del contrario.

"Aroma A Cerezos" [Vhope/HopeV] 🍒[Omegaverse]🍒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora