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Su cuerpo dolía como si lo hubiesen golpeado durante muchas horas, sin darle la oportunidad de defenderse.
Una de las manos de Lisa acariciaba sus cabellos con parsimonia mientras de sus ojos caían las lágrimas que había evitado derramar camino al hogar de su mejor amiga y su pareja.

Deseaba que todo aquello fuese un sueño, y que al despertar, luego de ir a su departamento su novio estaría allí esperándolo para disfrutar juntos aquel pastel que con tanto cariño sus amigas habían preparado para ellos.

La puerta se cerró y tras de ella solo quedó la sensación de vacío y dolor. Un dolor que no se iría de allí jamás.
Sus rodillas chocaron contra el suelo y su frente se apoyó en la puerta de color marrón.
Su mirada viajó por todo el departamento y observó cada detalle.
Había guirnaldas, banderines, globos de colores y una bella secuencia de fotos colgadas de un delgado hilo transparente.
Se levantó del suelo y se acercó lentamente hacía las fotos, con la mirada de Jimin clavada en él.

¿Cómo no había notado nada de ello al entrar al departamento?

Estaba seguro que se hubiese detenido, hubiese frenado toda acción lujuriosa que pasaba por su mente, hubiese admirado cada detalle preparado por su novio, por su pequeño Omega, lo hubiese esperado en la habitación para sorprenderlo y se hubiese deleitado con la sonrisa tímida y avergonzada de su pareja al abrazarlo por la cintura por la espalda, mientras le susurraba palabras cariñosas al oído.

Pero no había echo nada de aquello, se había entregado a sus instintos más bajos sin importarle siquiera el tener una pareja por más de cinco años.
Sus ojos se nublaron por el deseo hacia aquel Omega de cabellos rubios, el cual le sonreía cada vez que lo encontraba en aquella cafetería. Su cuerpo reaccionó de manera extraña la primera vez que una de sus manos acarició su mano en un apretón de éstas al presentarse.
Pero todo en él se descontroló luego de sentir su aroma por primera vez y probar sus labios en un beso deseoso, pero prohibido.

Había ocurrido dos años luego de conocer al Omega que lo había enamorado, dos años luego de conocer a HoSeok; aquella tarde no había ido con su amigo BamBam a la cafetería ya que éste último debía quedarse en su hogar para ayudar a su madre con los quehaceres.
Ordenó su café favorito y buscando una mesa desocupada comenzó a caminar pensando en que le regalaría a su novio por su segundo aniversario. Su Omega no era pretensioso ni tampoco exigía cosas importantes, le encantaba eso de HoSeok, pero sobretodo que el menor amaba las muestras de cariño más que cualquier tipo de regalo.
Se sentó en una de las mesas, aparentemente desocupada y bebió su café, cuando vió que un chico rubio con las mejillas rojizas se sentaba frente a él y no pudo evitar sentirse mal por ocupar una mesa ajena.

- Lo lamento no sabía que estaba ocupada - habló luego de apretar suavemente su vaso de café.

- No se preocupe - dijo la voz frente a él con un tono tan dulce que su mente por primera vez pensó en como sería escucharlo repetir su nombre luego de hacer cosas con él.

Sacudió de su mente aquellos pensamientos, cuando la sonrisa de su Omega invadió su cabeza. HoSeok no merecía que él estuviera teniendo aquellos pensamientos sobre otra persona.

El sudor hacía que los cabellos del contrario se pegaran en su frente brindándole una visión mucho más erótica de lo que se hubiese podido imaginar. El rubio suspiraba pesadamente mientras sus manos recorrían la pálida piel del Alfa bajo su cuerpo. No se había imaginado en una situación como aquella jamás en su vida, pero aquel Alfa le hacía sentir tantas cosas de golpe que le era imposible rechazarlo cada vez que lo llamaba o lo visitaba buscando saciarse de su cuerpo.
Poco a poco, con cada llamada, con cada visita, un sentimiento muy fuerte había nacido en él, pero no sabía bien que era, solo podía asegurar que quería a aquel Alfa cada día y cada noche en su cama y en sus brazos.
Sus movimientos se volvían cada vez más desesperados mientras escuchaba al Alfa gruñir su nombre con voz ronca cargada de excitación, le encantaba saber que era él quien provocaba aquellas cosas en el contrario.
Sus manos pasearon por el pecho del pálido hasta llegar a sus cabellos y levantarlo para reclamar su boca en un salvaje beso, lo deseaba y lo deseaba tanto que dolía.
Sintió sus piernas flaquear mientras su vientre se contraía y cosquilleaba por el cercano orgasmo, no podría contenerse más tiempo.

"Aroma A Cerezos" [Vhope/HopeV] 🍒[Omegaverse]🍒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora