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Para cuando Bella regresa del cine, he dejado de llorar, me he dado una ducha y estoy más serena.
—¿Qué tal tu... día con Lauren? —pregunta, y saca su pijama de la
cómoda.
—Bien, ha sido tan encantadora como siempre —le digo, y consigo echarme
a reír.
Quiero contarle lo que hemos hecho, pero me da demasiada vergüenza. Sé
que no me va a juzgar y, a pesar de que quiero poder contárselo a alguien, al mismo tiempo no quiero que nadie lo sepa.

Bella me mira con preocupación y aparto la mirada.
—Ten cuidado, ¿vale?; eres demasiado buena para alguien como Lauren.
Quiero abrazarme a ella y llorar sobre su hombro pero, en lugar de hacerlo, le pregunto:
—¿Qué tal el cine? —Quiero cambiar de tema.

Me cuenta que Tristan no ha parado de darle palomitas y que le está empezando a gustar de verdad. Me entran ganas de vomitar, pero sé que sólo estoy celosa porque Tristan siente por ella algo que Lauren no siente por mí. Sin embargo, me recuerdo a mí misma que yo tengo a alguien que me quiere, y que debo empezar a tratarlo mejor y mantenerme alejada de
Lauren, esta vez de verdad.

A la mañana siguiente me levanto hecha polvo. No tengo energía y siento ganas de llorar a todas horas. Tengo los ojos rojos e hinchados del berrinche de anoche, de modo que me acerco a la cómoda de Bella y cojo su estuche de maquillaje. Saco el lápiz de ojos marrón y me pinto una raya muy fina debajo de los ojos y en el párpado superior. Ahora están mucho mejor. Me doy unos toques de polvos para darle a mi piel algo de color. Añado un poco de rímel y estoy como nueva. Satisfecha con mi aspecto, me pongo mis vaqueros ceñidos y una camiseta de tirantes. Me siento algo desnuda,
de modo que saco una chaqueta de punto blanca del armario.
Es la primera vez que cuido tanto mi aspecto para ir a clase desde el día que nos hicieron la foto para la orla del último año de instituto.

Landon me envía un mensaje para decirme que tendremos que vernos en el aula, de modo que cuando me paso por la cafetería pido un café para él también. Todavía falta bastante para que empiece la clase, así que camino más despacio que de costumbre.
—Hola Camila, ¿qué tal? —oigo que me saluda una voz masculina.
Me vuelvo y veo a un chico bastante pijo que viene en mi dirección.
—Bien, Logan, ¿y tú? —digo, y él asiente para indicarme que está bien
también.
—¿Te vas a pasar este fin de semana también? —pregunta.
Debe de ser miembro de la fraternidad; es evidente, es agradable y bastante guapo.
—No, este fin de semana, no. —Me río, y él lo hace también.
—Vaya, lo pasamos bien contigo. Bueno, si cambias de idea, ya sabes
dónde estamos. Tengo que
irme, ya nos veremos. —Se despide quitándose un sombrero invisible para hacer una reverencia y se marcha.

En clase, Landon ya está sentado y me agradece efusivamente que le haya
llevado el café.
—Hoy estás distinta —dice mientras me siento.
—Me he maquillado —bromeo, y él sonríe.
No me pregunta por mi noche con Lauren, cosa que le agradezco. No sé qué le diría.

Justo cuando el día empezaba a mejorar, y yo había dejado de pensar en ella durante un rato, llega la hora de literatura.
Lauren se sienta delante en su sitio de siempre. Para mi sorpresa, esta vez lleva una camiseta blanca, y es tan fina que se transparentan sus tatuajes. Me fascina lo atractivos que encuentro sus tatuajes y sus piercings cuando antes nunca me habían gustado. Aparto rápidamente la mirada, me siento en mi sitio habitual también, a su lado, y saco mis apuntes. No voy a renunciar a mi privilegiada posición por un chica desagradable. No obstante, espero que Landon no tarde en llegar para no sentirme tan sola.
—¿Camz? —susurra Lauren cuando el aula empieza a llenarse.
«No. No le contestes. Haz como que no lo oyes», me repito a mí misma.
—¿Camz? —dice, esta vez más alto.
—No me hables, Lauren —replico con los dientes apretados mientras evito
mirarla para no volver a caer en su trampa.
—Venga ya —dice, y noto por el tono de su voz que la situación le hace
una gracia tremenda.
Mi tono es severo, pero me da igual.
—Lo digo en serio, Lauren. Déjame en paz.
—Vale, como quieras —dice con la misma aspereza, y suspiro.
Landon llega y siento un alivio tremendo. Al notar la tensión entre Lauren y yo, me pregunta con su típico tono amable:
—¿Estás bien?
—Sí, estoy bien —miento, y comienza la clase.

Después de ella [Camren G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora