Lauren me mira. Es una mirada agresiva pero vacilante.
—¿Por qué me preguntas esto?— No lo sé... Porque yo sólo he intentado ser amable, y tú no paras de mostrarte grosera conmigo. — Y entonces añado — Y la verdad es que había llegado a pensar que podíamos convertirnos en buenas amigas. —Sé que suena tan estúpido que me pellizco el puente de la nariz con los dedos mientras espero una respuesta.
—¿Nosotras? ¿Amigas? —Se echa a reír y levanta las manos—. ¿Acaso no es evidente por qué no podemos ser amigos?
—Para mí, no.
—Bien, pues, para empezar, tú eres demasiado estirada. Seguramente te
habrás criado en la típica casita perfecta de revista, idéntica al resto de las viviendas del vecindario. Tus padres te compraban todo lo que querías y nunca tuviste que anhelar nada. Con tus estúpidas faldas plisadas..., en serio, ¿quién se viste así con dieciocho años?Me quedo boquiabierta.
—¡No sabes nada de mí, idiota condescendiente! ¡Mi vida no ha sido así en absoluto! El alcohólico de mi padre nos abandonó cuando yo tenía diez años, y mi madre tuvo que pencar de lo lindo para que yo pudiera ir a la universidad. Empecé a trabajar en cuanto cumplí los dieciséis para poder ayudarla a pagar las facturas, y resulta que me gusta mi ropa. ¡Lo siento si no visto como una puta, como todas las demás chicas que te rodean! ¡Para ser una persona que se esfuerza tanto en destacar y en ser diferente, juzgas con demasiada ligereza a los que son distintos de ti! —le grito, y siento que las lágrimas inundan mis ojos.Me vuelvo para no darle el gusto de verme de esta manera y veo que sus manos forman puños.
Como si le cabrease lo que acabo de contarle.
—¿Sabes qué? De todas maneras, no quiero ser amiga tuya, Lauren —le digo, y alargo el brazo hacia el pomo de la puerta.El vodka que me ha envalentonado también me está haciendo sentir lo triste de esta situación, de nuestros gritos.
—¿A dónde vas? —pregunta ella entonces. Su carácter es tan impredecible, tan variable.
—A la parada del autobús para volver a la residencia, y no pienso regresar aquí jamás. Estoy harta de intentar hacerme amiga vuestra.
—Es demasiado tarde para coger el autobús sola.
Me vuelvo de nuevo para mirarla.
—No estarás intentando actuar como si te importase lo más mínimo que pueda pasarme algo, ¿verdad?—Suelto una carcajada. Su tono no para de cambiar.
—Yo no he dicho eso... Sólo te lo estoy advirtiendo. Es una mala idea.
—Bueno, Lauren, pues es la única opción que tengo. Todo el mundo está borracho, incluida yo.
Y entonces empiezo a derramar las lágrimas. Me siento tremendamente humillada de que sea precisamente Lauren, de toda la gente que hay aquí, quien tenga que estar viéndome llorar. Otra vez.
—¿Siempre lloras en las fiestas? —pregunta ladeando la cabeza, aunque
sonríe ligeramente.—Sólo en las que estás tú. Y puesto que estas dos son las únicas a las que he ido nunca... —Alargo la mano hacia el pomo de nuevo y abro la puerta.
—Camilla... —dice en un tono tan suave que apenas si lo oigo. Su expresión es difícil de interpretar. La habitación me da vueltas de nuevo y me agarro al armario que tengo a mi lado—. ¿Estás bien? —pregunta. Asiento, aunque tengo náuseas—.¿Por qué no descansas aquí unos minutos y luego vas a la parada del autobús?
—Creía que nadie podía pisar tu habitación —digo sentándome en el suelo. Me entra hipo y ella me lanza una advertencia de inmediato:
—Como vomites en mi cuarto...
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Después de ella [Camren G!P]
Teen Fiction«De lo único de lo que estoy segura es que mi vida y mi corazón jamás volverán a ser los mismos, no después de que Lauren irrumpiera en ellos.» Está historia es sólo una adaptación, todos los derechos a su autora original.