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Maratón 1/?

A la mañana siguiente me despierto antes que Lauren y me las apaño para quitármela de encima y desenredar nuestras piernas sin despertarla. El recuerdo de oírlo pronunciar mi nombre aliviada y de todos los secretos que me ha contado hace que me revoloteen mariposas en el estómago. Anoche estaba tan relajada y tan abierta que hizo que me gustara aún más. Me asusta cuán profundos son mis sentimientos hacia ella. Sé que están ahí, pero aún no estoy preparada para hacerles frente. Cojo las tenacillas y el pequeño estuche de maquillaje de Bella, que me he llevado prestado con su permiso, por supuesto, y me voy al baño.
El pasillo está vacío y nadie llama a la puerta mientras me arreglo. No tengo tanta suerte de vuelta a la habitación. Tres chicos avanzan por el pasillo, y uno de ellos es Logan.

—¡Hola, Camila! —me saluda alegremente y me deslumbra con su sonrisa perfecta.

—¿Qué tal? —Estoy muy incómoda con los tres mirándome fijamente.

—Bien, íbamos a salir. ¿Te vas a quedar a vivir aquí? —me pregunta, y se echa a reír.

—Para nada. Sólo estoy... de visita. —No sé qué decir. El tipo alto se agacha para susurrarle algo a Logan al oído. No oigo lo que dice, pero miro hacia otra parte—. Bueno, los veré luego —añado.

—Sí, nos vemos esta noche en la fiesta—dice Logan, y se marcha.

¿Qué fiesta? ¿Por qué Lauren no me ha comentado nada de ninguna fiesta? A lo mejor es que no tiene pensado quedarse. «O no quiere que vayas», añade mi subconsciente. Y ¿quién demonios celebra una fiesta un martes?
Cuando llego a la puerta de la habitación de Lauren, ésta se abre antes de que toque el pomo.

—¿Dónde estabas? —pregunta, y la abre lo justo para que yo pueda entrar.

—Peinándome. Quería dejarte dormir —contesto.

—Te he dicho que no te pasees por los pasillos, Camila —me regaña.

—Y yo te he dicho que no me des órdenes, Lauren—replico con sarcasmo, y sus rasgos se suavizan.

— Touché.

Se ríe y da un paso hacia mí. Con una mano me coge de la cintura y mete la otra por debajo de mi camiseta y toca mi vientre. Tiene los dedos ásperos, pero los desliza con delicadeza sobre mi piel, ascendiendo por mi estómago.

—De todos modos, deberías llevar sujetador cuando vagas por los pasillos de una fraternidad, Karla. —
Acerca la boca a mi oreja en el mismo instante en que sus dedos encuentran mis pechos. Acaricia mis pezones con los pulgares y éstos se ponen duros al instante. Coge aire y yo me quedo helada, aunque el corazón me late a toda velocidad—. Uno nunca sabe con qué clase de pervertido puede encontrarse —me susurra al oído.

Sus pulgares dibujan círculos en mis pezones y luego los pellizca un poco. Dejo caer la cabeza contra su pecho y no puedo controlar mis gemidos mientras sus dedos continúan el asalto.

—Apuesto a que podría hacer que te corrieras sólo con esto —dice
aplicando más presión. No tenía ni idea de que esto pudiera ser tan... agradable. Asiento, y Lauren se ríe con la boca pegada a mi oreja. —¿Eso quieres? ¿Quieres que haga que te corras? —pregunta, y asiento de nuevo con la cabeza.

¿Para qué me lo pregunta? Mis rodillas temblorosas y mis gemidos hablan por sí solos.

—Buena chica. Vamos a... —empieza a decir.

Pero entonces suena la alarma de mi móvil y vuelvo al mundo real.

—¡Mierda! Tenemos que salir dentro de diez minutos y tú ni siquiera te has vestido. ¡Y yo ni siquiera me he vestido!

Después de ella [Camren G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora