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Mis ojos se adaptan a la oscuridad, aunque la única claridad que hay es la de la luz de la luna que se filtra por el amplio ventanal.

-¿Lauren? -susurro.

Oigo que maldice al tropezar con algo e intento no reírme.

-Estoy aquí -dice, y enciende una lámpara del escritorio.

Observo la enorme habitación, que me recuerda a la de un hotel. Una cama con dosel y sábanas oscuras está centrada contra la pared que hay al otro extremo del cuarto; parece de tamaño extragrande, con al menos veinte almohadones encima.
El escritorio de madera de cerezo también es enorme, y el monitor del ordenador que reposa sobre éste es más grande que el televisor de mi habitación en la residencia.
El gran ventanal tiene un banco adosado, mientras que las demás ventanas están cubiertas por unas gruesas cortinas azul marino que impiden que entre la luz de la luna.

-Éste es mi... cuarto -dice, y se frota el cuello con la mano.
Parece casi avergonzada.

-¿Tienes un cuarto aquí? -pregunto, aunque es evidente que sí.
Es la casa de su padre, y Landon vive aquí. Él me dijo que Lauren nunca venía, así que tal vez por eso parece más un museo, con todo nuevo y un aire muy impersonal.

-Sí... Nunca he dormido aquí... hasta esta noche.
Se sienta en un baúl que hay a los pies de la cama y se desata las botas.
Se quita los calcetines y los mete dentro del calzado. No puedo creerme que vaya a formar parte de una primera vez de algo para Lauren.

-Vaya, ¿y eso por qué? -pregunto, aprovechándome de su ebria honestidad.

-Porque no quiero. Odio esta casa -responde en voz baja.

Se desabrocha los pantalones negros y los desliza por sus piernas.
-¿Qué estás haciendo?

-Desnudarme -responde, afirmando lo obvio.

-Pero ¿por qué?
Aunque una parte de mí está deseando sentir sus manos sobre mi cuerpo de nuevo, espero que no crea que voy a tener relaciones con ella.

-No querrás que duerma con jeans y botas -dice medio riéndose.
Se aparta el pelo de la frente y éste se le queda revuelto en una hermosa maraña. Todos sus gestos avivan el fuego salvaje que recorre mi cuerpo.

-Ah -respondo.

Se quita la camiseta y yo aparto la mirada. Su estómago tatuado es perfecto.
Me lanza la prenda pero no la cojo y dejo que caiga al suelo. Enarco una ceja y ella sonríe.

-Póntela para dormir. Supongo que no querrás meterte a la cama en ropa interior. Aunque, por supuesto, a mí no me importaría en absoluto que lo hicieras. -Me guiña un ojo y me río como una tonta.

«¿Por qué me estoy riendo?»

No puedo dormir con su camiseta, me sentiré demasiado desnuda.
-Dormiré con lo que llevo puesto -decido.

Observa mi ropa. No ha hecho ningún comentario grosero respecto a mi falda larga ni mi blusa azul holgada, así que espero que no empiece ahora.

-Vale, como quieras; si prefieres estar incómoda, adelante.

Se dirige a la cama, vestida sólo en top y bóxer, empieza a tirar los cojines de decoración de la cama al suelo.

Me acerco y abro el baúl, que, como había imaginado, está vacío.

-No los tires al suelo. Van aquí -le digo, pero sólo se ríe y arroja otro más al suelo.

Gruñendo, recojo los cojines y los guardo en el baúl. Lauren se ríe de nuevo y retira el cubrecama antes de dejarse caer sobre el colchón.

Después de ella [Camren G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora