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Karen ha preparado un montón de dulces. Me como unos cuantos mientras charlamos de su pasión por la repostería. Landon no se une a nosotros en el comedor, pero eso no parece levantar sospechas.
Miro en dirección al sofá en el que está sentado con el libro en el regazo y me recuerdo que tengo que hablar con él cuanto antes. No quiero perder su amistad.

—A mí también me gusta mucho la repostería, pero no se me da tan bien como a usted —le digo a Karen, y ella se ríe.

—Me encantaría enseñarte —repone.
La esperanza es evidente en sus ojos castaños, y asiento.

—Eso sería genial —digo.

No tengo el valor de decirle que no. Siento lástima por ella; se está esforzando mucho en conocerme. Cree que soy la novia de Lauren, y no puedo decirle lo contrario. Lauren no ha dado el paso de contárselo, ni a su padre tampoco, lo cual me da un poco de esperanza. Ojalá esta noche fuera un ejemplo de cómo podría ser siempre mi vida. Disfrutar del tiempo compartido con Lauren, de su mirada encontrándose todo el rato con la mía mientras charlo con su padre y su futura madrastra. Está siendo simpática, al menos durante la última hora, y me acaricia los nudillos con el pulgar en un gesto tierno que me hace sentir el constante aleteo de mariposas en el estómago.
Afuera sigue lloviendo, y el viento ruge.
Cuando acabamos los postres, Lauren se levanta de la mesa. La miro dubitativa, y se inclina hacia mi oído:

—Ahora vuelvo, voy al baño —me susurra, y veo cómo desaparece por el pasillo.

—No podemos agradecértelo lo suficiente. Es tan maravilloso tener a
Lauren aquí, aunque sólo sea para cenar —dice Karen, y Mike le coge la mano por encima de la mesa.

—Tiene razón, para un padre es maravilloso que su única hija esté enamorada. Siempre me ha preocupado que no fuera capaz... Era una... niña problemática —murmura
Mike y me mira. Supongo que se percata de que me revuelvo en el asiento, porque continúa diciendo—: Lo siento, no era mi intención hacerte sentir incómoda, es que nos encanta verla feliz.

«¿Enamorada? ¿Feliz?» Me atraganto con mi propia saliva y comienzo a toser repetidas veces; el agua fría del vaso desciende por mi garganta y me alivia, y vuelvo a mirarlos. ¿Creen que Lauren está enamorada de mí? Sería demasiado grosero reírme de ellos, pero es obvio que Mike no conoce a su hija.

Antes de que tenga ocasión de responder, Lauren vuelve y doy gracias por no haber respondido a sus amables pero falsas suposiciones. Lauren no se sienta, sino que se queda de pie detrás de mí con las manos apoyadas en el respaldo de la silla.

—Deberíamos irnos ya. Tengo que llevar a Camila de vuelta a la residencia —dice.

—Venga, deberían quedarse a pasar la noche aquí —repone Karen—. Está lloviendo, y tenemos espacio de sobra ¿verdad, Mike?

Su padre asiente.

—Claro, ambas están invitadas.

Lauren me mira. Quiero quedarme. Para pasar más tiempo con ella en esta especie de realidad paralela al mundo, sobre todo cuando está de tan buen humor.

—Me parece bien —digo. Sin embargo, no quiero que se enfade por querer quedarme más tiempo. No consigo descifrar su mirada, pero no parece molesto.

—¡Estupendo! —exclama Karen—. Ya está decidido. Voy a enseñarle la habitación a Camila... O ¿vas a quedarte con Lauren en la suya? —pregunta. No pretende juzgarme, sólo ser amable.

—No, preferiría una habitación para mí sola, por favor. Si a usted le parece bien.

Lauren me fulmina con la mirada.
«Entonces ¿quería que me quedara en su habitación?» Me emociono sólo de pensarlo, pero me sentiría incómoda si supieran que ella y yo ya hemos llegado a ese punto.
Mi sarcástico subconsciente me recuerda que no estamos saliendo, ni nada parecido, así que no es posible que estemos en «ese punto». Que tengo novio, y que no es Lauren.
La ignoro, como es habitual, y sigo a Karen hasta el piso de arriba. Me pregunto por qué quiere que nos acostemos ya, pero no tengo la confianza suficiente para preguntárselo.

Después de ella [Camren G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora