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Me molesta muchísimo la actitud de Lauren, pero intento olvidarme del tema.
Me desenredo el pelo mojado y me pongo el conjunto de ropa interior rosa que he comprado hoy y una camiseta. Luego preparo las cosas para mañana. Lo único en lo que puedo pensar es a dónde habrá ido. Sé que soy obsesiva y que estoy un poco loca, pero no puedo evitar pensar que está con Halsey.

Mientras decido si la llamo o no, recibo un mensaje de Bella. No va a volver esta noche. No entiendo cómo es que no se va a vivir con Tristan y con Nate, si se queda a dormir allí cinco veces a la semana y Tristan la adora. Seguro que le habló de su trabajo en la segunda cita y que no es borde con ella sin razón.
«Qué suerte tiene Bella», me digo mientras cojo el mando a distancia de la tele. Pulso los botones sin pensar y la dejo puesta en un episodio repetido de «Friends»bque he visto por lo menos cien veces. No recuerdo la última vez que me senté a ver la tele, pero es genial tumbarse en la cama a disfrutar de una comedia sin complicaciones para escapar de la última escaramuza sin sentido con Lauren.
Después de varios episodios de distintas series, noto que empieza a entrarme sueño. En mi duermevela, se me olvida que estoy enfadada y le escribo un mensaje de buenas noches a Lauren.

Me duermo sin recibir respuesta.

—Mierda.

Un golpe seco me despierta. Me sobresalto, enciendo la lámpara y veo a una Lauren tambaleante que intenta encontrar su camino a oscuras.

—¿Qué haces? —le pregunto.

Levanta la vista. Tiene los ojos rojos y brillantes. Está ebria. «Genial.»

—He venido a verte —dice desplomándose en la silla.

—¿Por qué? —protesto.

La quiero aquí, pero no borracha y a las dos de la madrugada.

—Porque te echaba de menos.

—Entonces ¿por qué te has ido?

—Porque me estabas dando lata.

«Ayyy.»

—Vale. Voy a seguir durmiendo. Estás ebria y es evidente que vas a volver a tratarme mal.

—No te trato mal, y no estoy ebria... Bueno, sí que lo estoy, ¿y?

—Me da igual que estés ebria, pero es entre semana y necesito dormir.

Me quedaría toda la noche despierta con ella si supiera que no va a decirme burradas sólo por hacerme daño.

—«Es entre semana»... —me imita en tono de burla—. ¿Podrías ser más
cuadriculada? —Se echa a reír como si hubiera dicho la cosa más divertida del mundo.

—Será mejor que te vayas.

Me acuesto y le doy la espalda. No me gusta esta Lauren. Quiero que me
devuelvan a mi Lauren media cariñosa, no esta idiota borracha.

—Venga, nena... No te enfades conmigo —dice, pero no le hago ni caso—. ¿Quieres que me vaya de verdad? Ya sabes lo que pasa cuando no duermo contigo —dice apenas en un susurro.

Se me cae el alma a los pies. Sé lo que pasa, pero no es justo que lo utilice en mi contra cuando está borracha.

—Bien. Quédate. Yo me voy a dormir.

—¿Por qué? ¿No quieres estar un rato conmigo?

—Estás ebria y estás siendo borde —replico volviéndome para decírselo a la cara.

—No estoy siendo borde —dice con expresión neutra—. Lo único que he dicho es que me dabas lata.

—Es muy borde decir eso de alguien, sobre todo cuando lo único que he hecho ha sido preguntarte por tu trabajo.

Después de ella [Camren G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora