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Un débil zumbido se entromete en mi sueño a intervalos fijos. ¿Por qué no para? Me doy la vuelta, sin querer despertarme, pero el odioso sonido insiste en que lo haga. Estoy desorientada, y he olvidado dónde me encuentro.
Cuando al fin me percato de que estoy en la cama de Bella, tardo un poco en darme cuenta de que Lauren está conmigo en la habitación.
¿Cómo es que siempre acabamos juntas? Y lo que es más importante, ¿de dónde proviene ese molesto zumbido? Bajo la tenue luz de la calle que se filtra por la ventana, sigo el ruido y éste me conduce al bolsillo de Lauren. Me siento como si ese sonido me estuviera llamando en sueños. Me debato entre meter la mano o no, con los ojos clavados en el bulto que forma el móvil en el bolsillo delantero de sus apretados vaqueros. Deja de sonar cuando me acerco a mi cama, así que aprovecho la oportunidad para observar lo tranquila que está mientras duerme.
La suave arruga que le sale en la frente de tanto fruncir el ceño ha desaparecido, así como la mueca de sus labios rosados.
Suspiro y doy media vuelta, pero el zumbido vuelve a empezar. Voy a cogerlo, no se va a despertar. Bajo la mano e intento llegar al bolsillo. Si no llevara unos pantalones tan ajustados podría sacar el teléfono..., pero no tengo esa suerte.

—¿Qué estás haciendo? —gruñe.

De la impresión, retrocedo unos pasos.

—Tu móvil no para de vibrar y me ha despertado —susurro, a pesar de que estamos solos en la habitación.

La observo en silencio mientras mete la mano en el bolsillo y saca el teléfono, sin dificultad.

—¿Qué? —responde de forma abrupta cuando consigue sacarlo. Se frota la frente con la mano al oír la respuesta— No voy a volver esta noche, estoy en casa de una amiga —dice.

«¿Somos amigas?» Claro que no, no soy más que una oportuna excusa por la que no va a volver a la fiesta.
Empiezo a sentirme incómoda, y cambio el peso de una pierna a la otra.

—No, no puedes ir a mi habitación. Mira, voy a seguir durmiendo, así que no vuelvas a despertarme. Y mi puerta está cerrada con llave: no hace falta que pierdas el tiempo intentando entrar.

Cuelga, y yo retrocedo de forma instintiva. Es evidente que está de mal humor, y no quiero ser el blanco de su ira. Me subo con sigilo a la cama de Bella y me tapo con la manta.

—Siento que el teléfono te haya despertado —dice con suavidad—. Era Hals.

—Ah.

Suspiro y me tumbo de lado, de cara a mi cama. Ella me dedica una ligera sonrisa, como si supiera lo que pienso sobre Halsey. No soy capaz de ignorar ese pequeño subidón de adrenalina por el hecho de que ella esté aquí en lugar de estar con Halsey, aunque sus acciones no tengan ningún sentido para mí.

—No te cae bien, ¿verdad? —dice.
Se pone de costado, y su pelo alborotado se desparrama encima de mi almohada.

Niego con la cabeza.

—No mucho, pero no se lo digas, por favor. No quiero dramas —le ruego.

Sé que no puedo confiar en ella, pero con suerte se le olvidará utilizar esa información para meter cizaña.

—No lo haré; no es que ella me importe mucho —murmura.

—Claro, se nota que no te gusta nada —digo con tanta ironía como soy capaz.

—En serio. A ver, es divertida y todo pero es bastante intensa—admite, con lo que ese subidón se intensifica un poco más.

—Bueno, entonces, a lo mejor deberías dejar de tontear con ella —insinúo, y le doy la espalda para que no pueda verme la cara.

Después de ella [Camren G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora