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Karen y Mike están sentados en el sofá de la sala de estar y levantan la cabeza cuando entramos.

—¡Lauren! ¿Qué ha pasado? —pregunta su padre asustado.

Se pone en pie de un brinco y viene hacia nosotros, pero Lauren lo aparta.

—Estoy bien —gruñe.

—¿Qué le ha pasado? —me pregunta Mike.

—Se ha metido en una pelea, pero no me ha dicho ni con quién ni por qué.

—¡Hola! Estoy aquí. ¡Y he dicho que estoy bien, maldita sea! —dice Lauren iracunda.

—¡No le hables así a tu padre! —la regaño y ella abre unos ojos como platos.

En vez de gritarme, me coge de la muñeca con la mano magullada y me saca de la habitación.
Mike y Karen se quedan hablando sobre Lauren, que ha llegado cubierta de sangre, mientras ella me arrastra escaleras arriba. Oigo a su padre, que se pregunta en voz alta cómo es que últimamente aparece tanto por casa cuando antes nunca solía hacerlo.

Cuando llegamos a su habitación, Lauren me da la vuelta, me sujeta por las muñecas contra la pared y se me acerca. Nuestras caras están a escasos centímetros.

—No vuelvas a hacer eso nunca —masculla.

—¿El qué? Suéltame ahora mismo.

Pone los ojos en blanco pero me suelta y se dirige a la cama. Yo me quedo junto a la puerta.

—No vuelvas a decirme cómo debo hablarle a mi padre. Preocúpate de tu relación con el tuyo antes de intentar meterte en la mía.

En cuanto ha terminado de pronunciar la frase, se da cuenta de lo que ha dicho y de inmediato le cambia la expresión.

—Perdona... No quería decir eso... Se me ha escapado.

Se me acerca pero yo me pego a la puerta.

—Sí, siempre se te escapa, ¿verdad?

No puedo evitar que los ojos se me llenen de lágrimas. Se ha pasado mucho metiendo a mi padre en esto, incluso para ser Lauren. Es demasiado.

—Camila, yo... —empieza a decir, pero se calla cuando levanto una mano.

«¿Qué hago aquí?»

¿Por qué sigo pensando que pondrá fin a la retahíla de insultos el tiempo suficiente para mantener una conversación de verdad conmigo? Porque soy imbécil, por eso.

—No pasa nada, de verdad —digo—. Es tu forma de ser, siempre haces lo mismo. Buscas el punto débil de los demás y vas a por él. Lo aprovechas. ¿Cuánto tiempo llevas esperando para poder decir algo sobre mi padre? ¡Apuesto a que desde que nos conocimos! — grito.

—¡Joder, no! ¡No es verdad! —grita aún más fuerte que yo—. ¡Lo he dicho sin pensar! ¡Y no te hagas la inocente porque me has provocado a propósito!

—¿Que yo te he provocado? ¡Me muero! ¡Explícate, por favor! —Sé que se nos oye en toda la casa pero, por una vez, me da igual.

—¡Siempre me estás buscando las canas! ¡Siempre buscas pelea conmigo! ¡Estás saliendo con Zack, joder! ¿Acaso crees que me gusta ponerme así? ¿Crees que me gusta no poder controlarme? Odio que me saques de quicio. ¡Detesto no poder dejar de pensar en ti! ¡Te odio... de verdad! Eres una cría pretenciosa... —Se interrumpe y me mira. Me obligo a sostenerle la mirada, a fingir que no me ha hecho pedazos con cada sílaba. —¡A esto justamente me refiero! —añade. Se pasa las manos por el pelo y empieza a dar vueltas por la habitación — ¡Me vuelves loca, joder, loca de remate! ¿Y luego vas y tienes el valor de preguntarme si te quiero? ¿Por qué coño me preguntas eso?¿Porque te lo dije una vez por accidente? Ya te he dicho que no lo dije en serio, ¿por qué tienes que sacar el tema otra vez? ¿Es que te gusta que te rechacen? ¿Por eso vuelves siempre a por más?

Después de ella [Camren G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora