XIV

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Era la madrugada, el viento empezó azotar con gran fuerza, las ramas de los árboles golpeaban contra la ventana de la habitación de Line, los estruendos por parte de los relámpagos comenzaron a hacerse presente. Las ramas cada vez golpeaban más fuerte, Caroline se removia por los sonidos. Paso ambas manos por la cara para despertar, palmo a un lado de ella, sintió un vacío enorme en la cama. Encendió enseguida la lámpara, apoyada con los antebrazos miraba alrededor, con noventa grados hizo el movimiento de ver que hora era. El reloj marcaba 3:38 de la madrugada. Encontró su celular, y vio varios mensajes, entre ellos, los de su esposa. Cuando leyó el contenido, se quito la sabana que tenia encima, se levantó e hizo sus necesidades, regresó por algo de ropa para darse una ducha. Pero antes envio un mensaje.

Rubén, necesito que me mandes
tu ubicación lo antes posible.
Enviado.
33:46

Dejo su celular, y se fue a bañar, no demoró más que 10 minutos. Secó su cuerpo, empezó a vestirse, unos pantalones mezclillas algo desgastados un poco holgados, un camisa polo color vino, buscó en su armario unos tenis color haciendo juego con la camisa. Cepilló sus dientes. Peinó su cabello hasta dejarlo lacio, y colocó un beanie blanco. Cuando terminó, reviso su celular y vi un mensaje de su empleado, tenía la ubicación.

Estando en el garage, agarro unas llaves y era de una hyundai color blanca cerrada, tecleo su celular para sincronizarlo con la pantalla del auto. Su destino estaba a treinta minutos así que colocó el cinturón y salió a todo marcha.

Estaba consciente de que lo que estaba haciendo estuviese mal, su esposa era doctora, cuidaría muy bien de su abuela así como la cuidó a ella, previamente un escalofrío la invadió, su mente volaba miles de películas, o tal vez era sólo unas alucinaciones o simplemente no confiaba aún el ciento por ciento en su esposa. El GPS le marcaba que estaba a punto de doblar a la izquierda, a esa hora no habia carros asi que solo dio vuelta, la carretera era de piedras así que tuvo que bajar la velocidad, a lo lejos diviso la casa de la señora, el vehículo de  la familia.

La casa era de dos pisos, color amarilla con blanco, un hermoso jardín muy bien cuidado, las luces alumbraban con intensidad, para Line era linda y acogedora. Estacionó, buscó la billetera, la metió en la bolsa trasera del pantalón, su celular lo cargó en la mano... El chófer habia despertado asi que de inmediato salio en busca de su jefa.

—Buenas madrugadas señora, ¿pero que hace aquí?. — Contestó con voz ronca.

—Rubén tranquilo, regresa al carro y descansa. —Fue lo unico que dijo —No ha venido algo a ver a Karla.

—No señora, no que yo viera. La señorita Karla no se ha despegado de su abuela.

—Gracias Rubén. —Se alejó y marcó ek número.

—Hola Caroline. — Contestó la chica del otro lado de la línea.

—Hola cariño, ¿te desperté? — Preguntó.

—Por supuesto que no, no he podido cerrar los ojos por nada del mundo.— Soltó un suspiro, se escuchaba que estaba exhausta.

—Comprendo, ¿porqué no sales al jardín? Te tomas unos minutos y ya está. —Sugirió, esperaba y lo hiciera.

—Creo tienes razón, siento que me duele la cabeza horrible.—Escuchó los pasos, mordió el anzuelo.

Solo se escuchaba las pisadas que hacía ruido, casi no tardo nada en abrir la puerta principal. Sus ojos conectaron de la mejor manera, una con asombrado y la otra con amor. Line colgó el celular y caminó hasta su esposa, las piernas de Karla por inercia se movieron en la dirección de Montero.

No te creo que estes aquí, me habías dicho que ibas a dormír. —Se abrazaron.

—Me desperté por los ruidos de los ventanales causados por las ramas de los árboles, no te encontré en nuestra cama y decidí venir para estar contigo. —Comentó y le dio un tierno beso donde solo chocaron los labios.

—Te necesitaba mucho. —Musito y se sonrojo por la confesión.

—Créeme que yo te necesito siempre en mi vida cariño. —Agarró con las dos manos las mejillas y le dio otro casto beso. — Dime, ¿Como sigue tu abuela?

—Logramos estabilizarla, le estaba dando un ataque al corazón. Por el momento esperaremos a que amanezca para ver como la trasladamos a un hospital. — Dijo sin más.

—¿para que esperar tanto tiempo para llevarla? —Se preocupó Line. —Mira no se a donde la vayan a trasladar, pero quiero ser participe de esto, por favor.

—No te haré participe, es nuestro problema y nuestra responsabilidad como familia. — ¿Había escuchado mal cierto?.

—Te estás escuchando siquiera. Solo quiero ayudarte, tu problema se vuelve mío desde el momento que nos casamos, tus responsabilidades también lo son. — Se alejó de donde estaba, quería borrar lo que habia oído

—Entiendo tu punto, no obstante no te he pedido tu apoyo. — Tal parece que cometió un error.

—Muy bien Esposa mia- Sintoniza el esposa mia de forma sarcástica. — Creo fue mala idea venir, pero esta todo bien, pensé que ibamos de cero, él odio que sientes por mí aún sigue. Yo no puedo odiarte, no cuando siento amor hacia ti, eso es algo que a ti ni siquiera te importa, y antes de que me olvide, cuida de tu hijo—Dejó en claro lo que sentía,  dio media vuelta y caminó directo a la camioneta, subió, y arrancó. Iba de reversa y de la nada dio la vuelta y el auto estaba en la otra dirección. Observó por el retrovisor a Karla parada aún

En la carretera rumbo a su casa, detuvo el coche y envió un mensaje..

Por favor Rubén, comunicame
cualquier cosa, en especial
si llega Daniel a verla.

Le dieron cuarto para la cinco de la mañana, cuando Estacionó frente a la hacienda divisó a varios de sus empleados comenzar la jornada, más que todo ordeñar las vacas, darle comida a los caballos para ir al trabajo que tendrían más tarde.

De nada le serviría ir a descansar un poco, tenía trabajo que hacer, revisaría al ganado viendo que todo este en orden y sobre todo que no estén pariendo.

Entró a la cocina, aun las empleadas no estaban asi que buscó unos huevos, tomate, cebolla, salchicha y ya.
Picó los ingredientes que iba a tener su desayuno. Media hora más tarde estaba en la isla de la cocina desayunando.
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La cago, sabia que si, debía admitirlo, ¿acaso no podia mantener la boca cerrada?. La chica fue hasta donde ella estaba solo para apoyarle de alguna forma, se estaba reprendiendo por eso, intentó llamarla pero no atendía, seguro estaba molesta. Insistió por mucho tiempo pero nada.

A la siete y media volvió a marcar, creía que su esposa aún dormía, mientras que por otro lado Caroline a primera hora salió con sus trabajadores a comenzar su jornada con los caballos. Su celular lo olvidó en la isla donde desayuno.

Una última llamada y atendieron.

—Caro, cariño, llevo rato tratando de comunicarme contigo. — Su voz estaba desesperada.

—Buenos dias Señorita Pimentel, me temo que la Señora Montero no se encuentra hasta más tarde.—Informó unas de las trabajadoras.

—Buenos días, disculpen, he tratado de hablar con ella, es urgente. Cuando esté de regreso le dirían si se comunica conmigo por favor..
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"No Pretendo Que Me Quieras"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora