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El como se iba moldeando su vida con el paso de los días era preocupante, cambió por completo su rutina y muchos aspectos dentro de el, con su madre detrás suyo tenía que planear cada paso que daba, debía ir un paso delante de ella, y así fué.

Lo único que más le estresaba era el sonido de aquel teléfono, pensaba que siempre era algo malo, o casi siempre lo era.

—Diga. – Responde la mujer mientras continúa tecleando su ordenador.

—Buenos días señora Montero, habla la directora del instituto donde su hija Payton está matriculada. — Dejó su trabajo a un lado y escuchó atentamente.

—Digame, directora, ¿A que debo el honor de su llamada?. — Preguntó tratando de darse una idea.

—Solo para enterarle que su hija no ha asistido al instituto desde hace casi dos semanas. — Musita, para este momento Caroline estaba perpleja. — En estos casos pretendemos comprender las inasistencias de la joven Payton, siendo así, una excelente alumna dentro del campus.

—Siendo sincera, no tengo la menor idea de las inasistencias, tenga por seguro que ella estará reintegrando a cada clase correspondiente. – Colgó.

Marcó el número de su hija, estaba enfadada.

—¿Que se te ofrece? — Preguntó Payton al otro lado. Esta dudo si debía responder.

—Acaban de llamar del instituto, ¿Cómo así no asistes hace dos semanas?

—Creí que era otra cosa más interesante. — Bromeó — No he ido porque necesito arreglar mi vida, ser independiente conlleva poder sostener tu casa, para eso necesitaba un trabajo. Retomaré las clases particulares, dónde pueda tener un tiempo entre trabajo y estudio.

—Si tan solo regresaras a casa, no tendrías que trabajar. — Suspira al saber que está fracasando como madre.

—No regresaré, esa ya no es mi casa, no después de todo lo que han hecho. — Anunció. — Descuida, me va bien en este trabajo. Debo volver, un gusto hablar contigo.

Había colgado, se cuestionó, ¿Cómo traería de nuevo a su hija? Ella es su primera hija dentro del matrimonio. Emily será reina de Inglaterra, Andy no era su hijo, pero lo crío como tal,  August siquiera se acercaba a ser su hijo, no tenía ni similitudes. Por eso anhelaba tanto a Payton.

Siguió con su trabajo no sin antes informarle a su esposa que sucedía con su hija, Karla solo le respondió que lo hablarían en casa. No se vió interrumpida en todo el día por lo que terminó mucho antes y se dispuso a ir a casa.

Al ingresar por aquella puerta enorme, no logró divisar a ningún hijo suyo, se lamentaba tanto el no tener a Payton, ya que era la única que siempre encontraba en la sala de estar. Miró el lujoso reloj que tenía en su mano izquierda, daban las cinco con veinte minutos, era muy temprano. Revisó algunas novedades en tu iPad, las noticias cada día iba en decadencia, eran irrelevantes. Rebuscó hasta hallar un vídeo donde estaba un chica rubia, se le hizo raro verla y sentir que la conocía de algún lugar, unos segundos más la misma chica enfocaba a Payton.

Debía admitir que se notaba la felicidad que emanaba su hija. Miró muchos comentarios apoyando su relación, era una Payton donde esa sonrisa tan blanca como la nieve, tan perfecta, no dejaba de arquear sus labios. Su hija era feliz.

Enfocó su mirada a la persona que tenía frente suyo.

—Hola princesa. — Saludó la mujer mayor a su segunda hija dentro del matrimonio.

—Hola Madre. —Le sonrió por respeto. —Es raro verte tan temprano en casa.

—Dejé listo todo en la oficina para poder estar más tiempo con ustedes. — Era mentira, los problemas con Payton la mantuvo ocupada al grado de hacer sus deberes antes.

"No Pretendo Que Me Quieras"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora