Terror, desesperación, angustia, muerte tras muerte, era lo único que se lograba percibir en todo el edificio, el olor a sangre seca era una vil peste, los pasantes, residentes, enfermeras o cualquier tipo de doctor realmente en ese momento ejercen el labor de hacer algún milagro, a pesar de no ser su área. Las horas pasaban y pasaban, las manecillas del reloj seguían su curso, cada segundo, cada minuto, cada hora era fundamental para Caroline y toda su gente, Karla no estaba por ningún lado. Las noticias se hacían presente ocasionando caos en la familia Montero Pimentel, sin embargo, Gabriela ordenó más gente para auxiliar a su hija, resguardó la mansión donde estaban sus nietas.
-Héctor, me urge que des con mi esposa. - Nunca había tenido ese sentimiento, no podía ser frágil en ese momento, no podía llorar, no se lo permitía, necesitaba a Karla.
-Señora, le prometo que estoy haciendo todo a mi alcance. - Responde el hombre, tenía conocimiento de cuánto amaba su Jefa a aquella mujer, ella le hacía feliz, le dio cinco bellas hijas, Héctor amaba a las niñas, eran su adoración, al menos él es feliz a su modo. Juró lealtad a Caroline, principalmente la seguridad de las niñas dependía de él.
-Me cansé de esperar respuestas, sigue en la búsqueda, yo iré por mi lado. Infórmame si sabes algo. - Colgó el arma detrás de su espalda, checó si la pistola de la piernera tenía munición.
Al llegar a un piso totalmente vacío, lentamente con el arma ya en la mano, miraba a todos lados, abrió una puerta encontrando una especie de alojamiento de utensilios. Seguido de eso, fue abriendo puerta por puerta hasta quedar sin un lugar por explorar, se dio por vencida. Al siguiente piso, una oleada de recuerdos la alertaron, "Necesitamos tu presencia", su esposa era médico cirujano. Se tranquilizó para poder pensar en ese momento en donde carajos estaban los quirófanos, era su edificio, pero ella no era médico, ella no trabajaba ahí.
-Héctor. - Susurró por el auricular que se puso antes de ir por a su esposa. - Averigua dónde quedan los quirófanos.
-Piso nueve.
Llegó a dónde estaba el elevador Observando que estaba a dos pisos de su encuentro con su esposa. Corrió tan rápido que seguramente ganaría un maratón, y si esa escena fuera parte de una película, seguro Caroline Montero sería ganadora de un jodido Óscar. Pero no, es solo una historia de Wattpad. Retomando, trato de que su respiración fuera calmada, se dio paso entre las puerta donde estaban las escaleras, tanteando el perímetro, caminó, no se dio cuenta que en ese piso todos estaban de lo normal, se le hizo extraño eso, una doctora al verla con la FKM3 gritó llenando las miradas en ellas, se alarmaron, algunos trataron se huir o solo se quedaban quietos.
-Shhhh- Le hizo el gesto con el dedo en la boca- Estoy buscando a mi esposa, la doctora Karla.
-Díos mío señora Montero, me dió un susto que casi me hago en los pantalones. - Le dió un golpe y trató de que su corazón estuviera a sus ritmo normal. - Su esposa está en cirugía.
-Lleveme con ella. - Dieron marcha, la FKM3, la tenía en su espalda. Seguía a pasos ligeros a la doctora que no sabía ni su nombre.
-Es ahí. - Señaló la puerta y entró.
Caroline estaba en donde se lavan las manos viendo a las enfermeras echas locas porque ya habían gastado mucha sangre en el chico, los apósitos en el suelo con aquel líquido rojo. Y ahí estaba la mujer que haría todo, pidiendo más sangre, algunos instrumentos.
-Necesitaremos más sangre joder. -Gritaba Karla en su desesperación. Llevaba más de tres unidades y no lograban estabilizarlo. Una hemorragia tras otra durante un par de horas.
-La solicitamos pero en el banco de sangre se agotaron. - Dijo una enfermera.
-¿Alguna de ustedes tiene O negativo?.
ESTÁS LEYENDO
"No Pretendo Que Me Quieras"
RandomNarra la vida de una chica con una riqueza inmensa, sus padres son dueños de algunos viñedos en algunos países donde el vino es preferible. Caroline es cerrada en el sentido amoroso, poco amigable, los únicos amigos que tiene son contados, le gusta...