"No Pretendo Que Me Quieras"

XXXIII

Omnisciente.

No todo era color de rosas y todos lo sabían, mientras tanto indagando se encontró un método bastante efusivo, pero doy resultado 2/3, cuándo se reunieron todos para presentarlo y hacer lo que se creía necesario para el pequeño Andy, Santiago, se volvió loco diciendo que preferiría que se muriera, antes de convertirlo en un experimento. Por otra parte, Caroline se mantuvo al margen, estaba con un semblante duro, no le dió la razón a ninguno, sobre todo se comentó que había una probabilidad del veinte porciento de que funcionara. Cuando se dispuso a retirarse de los bla bla bla, ella ya había tomado una decisión. Una decisión que cambiaría el futuro, o eso esperaba.
Fue a su despacho, agarró el documento que mandó a redactar unos días antes. Está situación la estaba matando, él pequeño seguía siendo su hijo, quizás no de sangre pero, padre o madre es quien cría, no quien engendra, y ella no estaba del todo convencida con perder a unos de sus hijos. Al estar frente a todos, que por lo que se observaba, seguían discutiendo. Se aclaró un poco la garganta, el nudo que traía sin duda se sentía de la mierda, esperaba que al menos las palabras salieran.

—Llevamos al menos quizás dos horas tratando de checar que lo mejor para Andy, sin embargo, yo ya tomé la decisión. –Todos las miraban, Santiago estaba algo coludido por no ser parte de esto. —Antes que empiecen los reclamos déjenme decir, el dinero lo pondré yo, así me cueste billones aquel método, no me importará porque si de esos malditos veinte porciento, mi hijo tiene la posibilidad de que esté en un futuro con nosotros, no me interesa quedar banca rota. –Sus lágrimas se desbordaron, cada uno de los individuos miraban expectante a la mujer. Muchos sabían que era capaz de reprimir lo que sentía. —Santiago, yo no sé porque te comportas como un maldito cabron, hasta ahora que el niño está en esta posición ya quieres arrebatarle su vida y su felicidad, los casi 7 años de vida que estuve a su lado. Creí que la egoísta era yo, pero me equivoqué, eres un maldito egoísta, porque no sigues tu vida como hasta ahora, sabías que él era tu hijo y vivieron su estúpida vida engañando, cómo a él y a mí.

—¿Te estás escuchando Caroline?– Santiago estaba tan enojado por no poder hacer nada, que se abalanzó hacia la mujer. Cuando esta solo le pidió a sus hombres que lo detuvieran.

—Lo que ustedes me digan no me interesa, si mi hijo quiere seguir luchando por su vida, yo lo apoyaré, no me importa si lo tenga que llevarlo lejos con solo que esté bien, el resto me tiene sin cuidado. – Le estiró el papel. Y le señaló con el dedo índice — Fírmalo, es un documento dónde se avala que estás renunciando a la paternidad de Andy. De igual forma, sigo siendo su madre.

—No firmaré nada Caroline. – Negaba con la cabeza. —Digan algo, merezco su apoyo, Tessa por favor.

Todos estaban de acuerdo con Montero, sus padres en nada se metían con Caroline, pero lo que estaba tratando de hacer Santiago no estaba bien. En cambio Tessa, ella habló.

—En otras circunstancias te apoyaría, Caroline tiene los recursos para hacer cuanto pueda con nuestro hijo, ella estuvo en cada paso de la vida de Andy, ella es su madre, ella lo bañó, ella juega con él, ella veló cada noche cuando despertaba pidiendo biberón, ella estuvo ahí, no tu Santiago, ella es su madre. –Nunca había estado de acuerdo con Caroline, pero agarro el papel, lo pasó al hombre. —Si en verdad lo quieres, si en verdad quieres a tu hijo como tanto vienes diciéndo, házlo por él, firma.

Por la cabeza de Santiago pasaban una y mil cosas, estaba de acuerdo que él no le interesó Andy, él sabía de qué era su padre pero no le importaba seguir callando la mentira. Caroline siempre solucionaba todos sus problemas. Cómo un acto de amor, firmó aquel papel, estaba seguro que si esto llegase a funcionar en un futuro, él ya no tendría que hablar sobre su paternidad. Él renunciaba en ese momento a su primer hijo, jurando que jamás volvería a eludir su responsabilidad.
Se sentía de la mierda, sabía que su hermana tiene tanto dinero para hacer que su hijo luche por su vida. Sus padres siquiera mencionaron nada, se sentía traicionado. En cuanto al tratamiento, usarían el cordón umbilical del bebé de Tessa, en pocos días cumplía sus 9 meses de gestación, esperaban de todas formas ayudar con otros cordones.