CAPÍTULO 14 Donde hubo fuego nada queda

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Oryan pegó un grito cuando le conté lo que pasó el lunes en el salón de danza.

—¡Y después dices que no te pasan cosas interesantes!

—¿Puedes bajar la voz? Carlos nos va a despedir.

La chica se mordió el labio inferior y me miró de soslayo. Su pervert face no tenía precio.

—Adoro este turno —comenté; atenta a los únicos clientes de la tarde, un grupo de cinco chicos del instituto de Nueva Estación—. A esta hora la bolera no está tan llena. Por cierto, Anton me preguntó por ti. Estuvo esperándote la semana entera, pero no fuiste a dormir.

Oryan frunció los labios.

—Dile a Anton que se coja el culo con la puerta.

—¡Y después dices que nadie se fija en ti! —imité su voz.

Ella me dio un golpe en el brazo.

—Él solo está tonteando —suspiró—. Mi madre me decía que nunca me fiara de un músico.

—La mía decía lo mismo y terminó casándose con uno.

—¿Y cómo acabó eso? —preguntó, retórica.

«Muy mal».

El matrimonio de mis padres había sido un total fracaso.

Mentiras, infidelidades, alcoholismo, depresión y un suicidio; en ese orden. Mi padre, un descendiente coreano adinerado, fue forzado por su familia a casarse con la heredera Luken. Nunca la amó, y no hubo un día en el que le fuera fiel. Ella, deprimida, ahogó sus penas en el alcohol. Al final, la enfermedad se la llevó, y papá, atormentado por la culpa, se arrojó desde la ventana del ático de Marble Anne.

—Además, Rough, fuiste tú la que dijo que no confiáramos en ellos —agregó.

—Ajá, después de meterla la lengua hasta la glotis a Tobyas.

Oryan reprimió una risita.

—Vale, sí que tienes razón. ¿Se mantiene hoy la maratón de The Big Bang Theory?

Asentí en respuesta.

—Y Anton estará ahí, por supuesto. —La picardía titiritó en sus ojos color avellana.

La codeé.

—Dile que lo odias. El enemies to lovers es lo mejor que hay.

Oryan pareció triste de pronto.

—A decir verdad, prefiero el friends to lovers.

—¿Con poliamor, misterio, acción y fruti-fantástico?

Oryan sonrió, pero el gesto no llegó a sus ojos.

—El poliamor va más contigo, eres una obsesa sexual con fetiches raros. —Me empujó con la cadera—. ¿Nate no es bisexual? Haz un trío con él y Regan, o sodomízalos.

—¡No pongas imágenes en mi cabeza, Oryan!

Los clientes miraron a la barra a causa de mi repentina exclamación. Me puse de espalda, apenada. Mi amiga se echó a reír.

—Con todo el ganado que tienes yo ya hubiera hecho un harem.

—Ganado tengo el infierno por las cosas que leo.

—Acabas de sacar eso de Tik Tok. —Hizo un esfuerzo por no reír, los clientes nos estaban mirando raro—. ¡Qué payasa eres, Rough! Uy, ¡clientes! —dijo antes de rodear la barra e irse al local de los zapatos.

Giré la cabeza, a tiempo para ver a Anton y a Nate entrando a la bolera.

El primero corrió a saludarme, el otro lo siguió con cara de querer estrangular a alguien. Anton se apoyó de la barra y me dio dos besos, uno en cada mejilla, antes de despeinarme.

El ÁSPERO SUEÑO de ROUGH KIMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora