CAPÍTULO 32 Los corazones rotos no saben confiar

12.4K 1.5K 1K
                                    

¿Qué clase de broma pesada era aquella?

—Mi niña —musitó Marshall—, sé que todo esto suena a locura, pero es la verdad. No eres hija de Rousé Luken ni de Hyun Kim; no perteneces a esa familia, sino a esta.

Volví a sentarme. En realidad, me desplomé en el sofá.

De pronto me sentí ahogada.

—No entiendo nada.

—Jones, Regan, ¿me acompañarían a la cocina? —inquirió el abogado, Arthur.

Me quedé a solas con Marshall, quien respiró hondo antes de sentarse a mi lado.

—Emelie, mi hija, murió al darte a luz. En aquel entonces, Arthur tenía doce años, mi esposa había muerto y yo no sabía cómo apañármelas con un bebé y un adolescente. Rousé me hizo una propuesta que acepté porque pensé que tendrías una mejor vida. Yo solo era un sirviente, no podía darte nada mientras que los Luken podían darte todo.

Me percaté de que me mordía el labio con demasiada fuerza al notar el sabor metálico de la sangre. Mis pulsaciones se volvieron audibles y tuve unas incontrolables ganas de llorar.

Cerré los ojos y sentí cómo las lágrimas resbalaban por mis mejillas.

Marshall, mi confidente, mi amigo, el rostro que veía cada mañana al despertar, quien secó mis lágrimas cuando un chico rompió mi corazón, quien limpió mis heridas cuando caí, el mismo hombre que durante veintiún años me llamó señorita.

Marshall, ¿mi abuelo?

—Marble Anne dejó de ser un trabajo para mí, se convirtió en el hogar de mi nieta, mi niña.

El anciano tomó mi mano un breve segundo, respiró hondo, luego se puso de pie y caminó hasta el amplio ventanal de la sala. Fijó la mirada en el paisaje del complejo.

—Las cosas se pusieron feas cuando Maryo Luken falleció y, tras él, todos los demás. Los planes de Loryn se frustraron cuando George te instituyó heredera…

Me levanté de pronto.

—No, Loryn me cuidó. El equipo, las medicinas, su investigación…

Marshall negó con la cabeza.

—No eres Luken, no estás enferma; sin embargo, Jeremy (o Anton, como lo conoces tú),  sí que lo está. Loryn no paró de investigar la enfermedad por su hijo, no por ti. Eres sana, mi niña. Cuando Rousé falleció, Loryn te hizo creer que podías morir dormida y así fue cómo te controló. Las píldoras eran antidepresivos para mantenerte sedada, pastillas que cambié por simples vitaminas, pues no iba a permitir que esa bruja dañara a mi nieta.

De mi garganta escapó un suspiro de alivio, más lágrimas empañaron mi rostro.

Marshall volvió al sofá, tocó el lugar vacío a su lado pidiendo en silencio que me acercara.

—Luego del suicidio de Hyun Kim, todo empeoró. Nathaniel, que había sido contratado para asesinarte, huyó. El asedio comenzó, era cuestión de tiempo para que murieras. Arthur y yo decidimos contratar seguridad. Mi hijo es el abogado de Empire Luken, usó su influencia para meter a Jones y a Regan en Marble Anne.

El ÁSPERO SUEÑO de ROUGH KIMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora