Estaba tan enfadada que mi apetito había desaparecido.
El constante golpeteo de los cubiertos contra los platos, el sorbido del agua, el sacudir de las servilletas, el rechinar de las sillas contra el mármol; todo me irritaba. Mi humor había sido un asco desde que el cartero trajo un paquete de mi tía con un nuevo medicamento para mí.
Loryn llamó y, por supuesto, terminamos discutiendo pues ella insistía en que toda precaución era poca y yo no veía la hora de dormir sin que una computadora monitoreara mi pulso.
Masajeé mi sien y me llevé la primera cucharada a la boca.
—¿A qué departamento de la academia perteneces? —Me preguntó Joshua, trivial.
—Ninguno, aún. —Amortigüé las palabras con la comida—. Entras a un departamento según la especialidad que escojas. Por lo general es a final del primer curso y yo aún no lo termino.
—¿En serio? —Bebió agua—. Pero ese chico pelirrojo, Nate, sí, creo que ese es su nombre…
Me enfrié.
—¿Qué hay con Nate? —inquirí, arisca, antes de que terminara su pregunta.
Tobyas se removió en su lugar, como si acabaran de mencionar a Voldemort y estuviéramos dentro de una película de Harry Potter. Me miró con cierta complicidad y siguió comiendo.
—Pertenece al departamento de música clásica y es de primero.
—Realmente es su segunda vez en primero —intervino Anton.
Levanté las cejas, sorprendida ante lo bien informado que estaba.
—Lo que pasa, Joshua, es que no tengo cualidades para ninguna especialidad —hablé con la boca llena—, pero ¿qué te puedo decir? Me fascina perder el tiempo.
Tobyas me escaneó. Esa vez su cara de obseso sexual fue remplazada por una de repulsión que no se molestó en disimular. Limpió sus labios con la servilleta y apoyó con pedantería los codos sobre la mesa.
—Al menos podías tragar.
—¿Quién…
—Tú —respondió él.
—… te lo preguntó? —añadí.
Anton escondió su cara entre las manos, pero se le escapó el débil sonido de la risa. Joshua, en cambio, permaneció serio; ese era su humor todo el tiempo.
Tobyas apretó los labios.
—Eres la chica más grotesca y asquerosa que he visto en toda mi vida.
—Gracias, es parte de mi atractivo natural.
—Ya veo, menudo atractivo que solo funciona con cerdos.
—Curioso que digas eso, cuando hace unas semanas te desnudaste frente a mí.
Joshua abrió los ojos con reticencia y los clavó en Tobyas, sorprendido. Anton recargó la espalda en la silla y se acomodó; a él le gustaba ver el mundo arder.
—¿Debo asumir que eres un cerdo entonces? —continué.
—Pues me retracto, Peppa Pig.
Ignoré su comentario. Me apresuré a terminar y salir de allí cuanto antes.
Le envié un mensaje a Oryan.
Rough: ¿vienes a dormir?
Irritada, me tragué las pastillas sin más, raspándome la garganta. Tomé un baño, quizás así mi enfado mermaría y salí al cuarto envuelta en un albornoz. No me puse el pijama, era demasiado temprano y tenía frío. Abrí él ropero, lo revolví en busca de una sudadera.
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El ÁSPERO SUEÑO de ROUGH KIM
Misterio / Suspenso[Antes "ROUGH, DUERME SOBRE MÍ"] Marble Anne, la desvencijada mansión de la colina, está maldita. O, al menos, eso es lo que se comenta en la cuidad, pues la familia propietaria lleva generaciones muriendo allí. Rough Kim, una aspirante y fanática d...