—¿Puedes ir más rápido?
—Estoy yendo lo más rápido que puedo, estúpido.
Él sesgó su pecho a mi espalda. Un hormigueo se instaló en mi vientre cuando deslizó sus manos por mi cintura y alcanzó el manubrio. Le dio sin reparos, la motocicleta dio un acelerón impreciso y nos tambaleamos.
—¡Pedazo de imbécil! Vas a matarnos —grité, golpeé sus manos para alejarlo del acelerador.
—Estaremos muertos si nos coge la policía.
El estridente sonido de la sirena se volvía presente conforme se acercaba a nosotros.
—No puede ser tan grave, quizás una multa —chillé para que pudiera escucharme.
Él se apretó aún más a mí, tomó por completo el control de la motocicleta.
—Rough, preciosa, te bebiste toda una botella de vodka, no tienes licencia de conducción y esta moto es robada. —Apartó mis manos—. Déjame a mí, sé lo qué hago.
Pero no, no sabía lo que hacía.
CINCO HORAS ANTES.
A duras penas atravesé la turba de personas, mareada y con un dolor de cabeza de horror.
Miré en derredor. El amplio salón se había convertido en una pista de baile, incluso había una bola de discoteca, una barra y una docena de empleados repartían bebidas y aperitivos.
Localicé a Oryan. Anton estaba a su lado, con el semblante iluminado por las risas. Ella reía con un poco más de recato. Con seguridad, él acababa de contarle un muy mal chiste. Al otro lado estaba Joshua, con la gélida mirada en la gente mientras oía la perorata de Yamada.
—¡Rough, querida!
Y de pronto mi humor —de por sí malo— empeoró.
Claire Vancouver estaba allí; ataviada con un vestido rojo, un par de tacones altísimos y un kilogramo de maquillaje. Agitó su cabello y se inclinó para saludarme, pero retrocedí.
—Felicidades. —Una mueca curvó su rostro—. Petarda —masculló al girar la cabeza hacia sus amigas—. ¿Dónde están esos bombones?
—En la dulcería —contesté, mordaz.
Beatriz le susurró algo. Las tres se echaron a reír.
—Las alcanzo enseguida, chicas.
—¿Qué haces en mi casa, Claire? ¿Quién demonios te invitó?
La chica me dedicó una sonrisa aguantada.
—Ay, no seas plasta, Rough. ¿Has visto a Regan?
Chasqueé la lengua.
—No, no lo he visto y, si así fuera, tampoco te lo diría.
Claire emitió una risita sardónica.
—Ya. ¿Estás preocupada o es que te gusta?
—Ni me gusta ni me preocupa. No me sale de las pelotas. Anda, Claire, vete de mi casa antes que llame a control de plagas.
—Ante todo, estoy invitada, y, para tu información, las chicas no tienen pelotas.
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El ÁSPERO SUEÑO de ROUGH KIM
Mystery / Thriller[Antes "ROUGH, DUERME SOBRE MÍ"] Marble Anne, la desvencijada mansión de la colina, está maldita. O, al menos, eso es lo que se comenta en la cuidad, pues la familia propietaria lleva generaciones muriendo allí. Rough Kim, una aspirante y fanática d...