Capítulo 16

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Irina

Parpadeo varias veces hasta que puedo ver con claridad, todavía me siento débil, pero al menos puedo moverme. Me inclino, al parecer estoy sobre una cama, es una tela muy suave.

Me percato de que ya no tengo mi atuendo de guerrera, sino un vestido fino de seda blanca, es de un sola pieza, no tiene ni un tejido más, aparte del cinturón dorado que va debajo de mis pechos. Nunca he utilizado este estilo de ropa, ni lo he visto en otras personas. Aunque me inquieta un poco que alguien me haya cambiado de ropa y la habitación sea diferente a cualquier lugar en el que haya estado.

Me giro para sacar mis pies del colchón y debajo hay unas sandalias. Inquieta por la recepción de esto, igual me las calzo. Mi cabello está suelto, así que lo muevo hacia atrás, para que no me moleste mientras me pongo el calzado diferente a mi usual. Me levanto de la cama y camino hacia la enorme puerta, la empujo entonces salgo de allí.

Un decorado digno de un palacio y sus paredes blancas, el techo es sostenido por enormes columnas. Parece que me encuentro en un piso alto. Tengo nervios ¿Dónde estará Fared? Espero que se encuentre bien.

—Un placer al fin conocerla —Un muchacho de cabello negro se acerca hasta mí.

Su ropa también es distinta.

—¿Quién eres? —pregunto algo tensa.

—Mi nombre es Alisther, príncipe Alisther. —Besa el dorso de mi mano cuando la agarra—. Me gustaría saber tu hermoso nombre.

Pongo mis dedos en mi mejilla.

—Oh, soy Irina.

—Irina. —Parece emocionado—. Un gusto, bienvenida al Reino de las Sombras.

¿Las sombras? Y este lugar parece tan puro con las paredes blancas y los decorados tan lindos ¿Dónde está lo negro aquí? Quizás en la iluminada noche.

—Disculpa. —Salgo de mis cavilaciones para preguntarle—. ¿Sabes dónde está mi acompañante?

Fared

Caigo al suelo al ser golpeo, escupo sangre e igual sonrío al alzar mi cara para mirar al líder del culto.

—Zionitt, nadie me dijo que debía llegar con invitación —me burlo.

El hombre de cabello largo entrecierra los ojos.

—Un ser como tú no puede estar en mi reino, no lo permito.

—Por favor. —Me carcajeo mientras me levanto del piso y luego limpio la sangre de mi boca con la mano—. Te ayudé en todo lo que quisiste, ¿en serio vas a tratarme así? Olvídate de esta estúpida discriminación y centrémonos en los negocios.

—No seas insolente. —Hace una señal y su guardia me golpea otra vez con su látigo—. Retírate de mi reino sin preguntar nada más y consideraré perdonarte la vida.

—No me iré hasta que tu sacerdote me hable un poco más de la maldición de las diosas.

—¿Cómo te atreves a contestarme?

El guardia me ataca otra vez, pero en esta ocasión agarro su látigo, haciendo que el hombre caiga al suelo.

—La tercera es la vencida —me burlo de nuevo—. Y una cosa más, regresa a Irina, ¿a dónde te la llevaste? —Arqueo una ceja.

—No estás en condiciones de cuestionarme. —Sigue terco el líder—. La dama ya no es asunto tuyo.

—Vino conmigo, así que sigue siendo asunto mío.

—¿Por qué discuten? —Entra la pelirroja de cabello rizado a la sala, me mira y revolea las pestañas—. Ha pasado tiempo, Fared.

—Hola, Ditia —la saludo—. Tu hermano no me deja quedarme.

—Oh cielos. —Observa a Zionitt—. ¿Por qué no? —expresa indignada, se me acerca y se agarra de mi brazo—. Es muy bueno en la cama. —Se relame los labios.

—No seas asquerosa —se queja el líder—. Que te guste esta abominación no le da un vale para que se quede.

—Por favor, me haré responsable de él. —Hace una risilla juguetona.

—Por mí no hay problema —le sigo el juego.

—Podemos divertirnos tanto como los viejos tiempos, general —Revolotea las pestañas otra vez—. ¿Sigues siendo general?

—Soy muchas cosas. —Sonrío.

—Por eso me encanta tu especie. —Se ríe y su hermano rueda los ojos—. ¿Me extrañaste?

—Cada segundo —miento.

—Qué mentirosito, me encanta.

—¡Ditia! —la llama el líder—. Deja de coquetear con esa cosa delante de mí y dejaré que se quede.

Ella sonríe en aprobación.

—Acepto.

Bien, ya tengo el pase para quedarme, ahora necesito encontrar la forma de hablar con el sacerdote.

Y saber dónde está Irina, por supuesto.

Belleza del Cielo #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora