Irina
Este lugar es enorme, veo hacia abajo, ya que sigo en la planta alta, hay como un coliseo. Sobre este se encuentran muchos pisos, miro el cielo, es estrellado y hay una bruma alrededor del castillo.
—Es un lugar impresionante —opino.
Alisther apoya las manos en la pequeña pared como yo, observa el enorme palacio. Debemos estar en el centro de este, pero su estructura es algo que jamás había visto.
—¿Verdad que sí?
—Mm, ¿me dirás dónde está Fared ahora? Ya te acompañé por el castillo como me pediste —le recuerdo.
—Siento ser descortés, pero no puedo, mi guardia me acaba de informar que mi hermano, el líder, ha prohibido tu encuentro con él.
Frunzo el ceño.
—¿Por qué?
—Dice que ahora es un siervo de Ditia, mi otra hermana, y resulta que hay que pedirle permiso a ella.
—Y vamos —digo sin importancia.
—No será posible, en estos momentos ella está ocupada.
—¿Ocupada? —Enarco una ceja—. ¿Con qué?
—Se nota que eres una persona muy pura, será mejor evitar esa respuesta.
Me quedo en silencio un momento.
—¿Hablas de que está teniendo relaciones con alguien?
Asiente.
—Exacto.
—Bueno, voy a esperar. —Miro otra vez hacia abajo—. Vayamos a ver a mi dragón entonces.
Sonríe.
—Me parece una buena opción, así estará tranquilo cuando te vea.
Asiento y comienzo a correr cuando me señala el camino. Casi me caigo, así que levanto el vestido para poder avanzar mejor. Estas sandalias tampoco ayudan a mi paso.
Al bajar, llego con Doru y mi dragón alza la cabeza contento, corro a abrazarlo.
—Hola, pequeño. —Me río recordando las palabras de Fared—. Cierto, no eres pequeño. —Me abrazo a su trompa—. Te extrañé mucho.
Doru hace un sonido cuando Alisther se acerca a nosotros.
—Es un gran dragón —opina.
—¡Claro que sí! —respondo feliz y luego observo a mi pequeño—. Creo que le agradas, no está gruñendo.
—Me alegra saberlo.
Alisther parece un hombre agradable y tranquilo.
—¿Lo han tratado y alimentado bien? —cuestiono.
—Por supuesto, yo personalmente me ocupé de que lo hicieran.
—Qué emoción —expreso contenta.
—¿Te gustaría tomar té y galletas? —me ofrece.
—De acuerdo. —Sonrío y me lo pienso—. Pero no quiero alejarme de Doru.
—Perfecto, pediré que traigan una mesa aquí.
—Qué amable, gracias.
Rato después los sirvientes traen unas sillas, una mesa y apoyan los alimentos junto con la bebida en esta, entonces nos sentamos.
—Vaya, nunca me han tratado tan bien. —Me río.
—¿No? —Ladea la cabeza—. Pero si eres muy bonita y tierna —opina así que me sonrojo.
—¿Qué? —Pongo las manos en mis mejillas—. Nunca un chico me había dicho eso.
—Me halaga ser el primero —expresa contento y tranquilo.
—Eres muy bueno, Alisther, gracias. —Me lo pienso—. ¿Por qué? ¿Hice algo para que te agrade así de repente?
Se ríe.
—La verdad es, que me dijeron que vendría una señorita al castillo, alguien del exterior y he vivido encerrado aquí mucho tiempo, así que tenía curiosidad. —Apoya el codo en la mesa y la mano en su mejilla, mirándome fijo y sonriente—. Soy una persona algo débil, no me dejan salir ni unos pasos fuera del castillo.
—Oh qué triste —opino.
—Está bien, no pasa nada. Si no te molesta, me encantaría saber cómo es fuera, nunca nadie quiere hablarme de eso.
—¡Claro! —respondo emocionada.
—Muchas gracias. —Toma mis manos y me sonrojo.
—¿Se divierten? —Oigo esa voz.
—¡Fared! —Sonrío al verlo pero mi sonrisa se borra viendo una pelirroja a su lado—. ¿Y esa quién es?
—Un placer —expresa ella—. Soy Ditia.
O sea que Ditia y él... bueno, era de esperarse. Siento algo de vergüenza y una emoción desconocida para mí. Que por cierto, no es para nada bonita. Es una sensación molesta.
Él anda toqueteando a cualquier mujer todo el tiempo, no debería sorprendeme.
—Creo que empezará a llover —opina Alisther viendo el cielo—. Vayamos bajo techo, Doru también.
Sé que debería prestar atención, pero estoy triste. Es una tristeza diferente, me enoja y me hace mal.
¿Por qué me acuerdo de lo que ocurrió en la taberna con Fared?
Qué vergonzoso e irritante.
Soy una más del montón.
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Belleza del Cielo #3
Fantasy"Una promesa, una última respuesta". Saga Bellezas. *Por Viviana Valeria V.