Capítulo 10

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Irina

Hay que buscar el culto de las diosas en el que Fared estuvo, aunque este parece el camino más largo que he tenido.

—Si estuviste, ¿por qué no sabes dónde está? O al menos un atajo.

—¿Algún día te callas? —pregunta mientras seguimos avanzando por las calles del pueblo.

Frunzo el ceño.

—No hablo tanto. —Me lo pienso—. Al menos hoy no lo hice —digo avergonzada.

—Han pasado días y tú sigues de parlanchina.

Hago puchero.

—No es cierto.

No me contesta y sigue su camino sin mirarme. Voy a abrir la boca para decirle algo pero nos detenemos.

—¿Qué pasa? —pregunto.

—Mira.

Observo la muralla con el gran portón, no termino de alzar la cabeza de lo alta que es.

—¿Por qué tanta separación? —cuestiono.

—Lo que está oculto del otro lado es el camino que buscamos.

—Este pueblo es distinto a otros —opino.

Sonríe y al fin se digna a mirarme en lo que llevamos del día.

—Estás en lo correcto, por algo se encuentra tan alejado y es parte del séptimo desierto.

—Cierto, el Reino del Océano se encuentra a unas escasas millas de aquí. —Aunque pocos lo saben, porque no pueden pasar los vientos que bloquean el paso—. Esto es parecido a lo que evita el camino más adelante, solo que no es un fenómeno natural, sino construido por humanos ¿El Reino de los Desiertos lo hizo? —cuestiono.

—No específicamente, la muralla fue creada con el dinero del culto, separa otro lugar que no se puede visitar.

—¿Cómo vamos a pasar a los guardias entonces?

—Wash puede cruzar —aclara mirando el portón.

—¿Wash? —digo confundida—. ¿Dónde escuché eso antes?

—Lo habrás oído de Jacky —Se ríe—. Es mi segundo nombre.

—Fared Wash, es raro —Me río también.

—Lo sé.

—¿Y qué hay del otro lado? —pregunto curiosa.

—Nada, más desierto, un pueblo, ah y un túnel oculto, lo que nos llevará al bosque.

—¿Un bosque?

—Sí, hay un pueblo más, dentro del bosque, esa es nuestra última parada.

—¡Ay, cuánto camino! —Levanto los puños.

—No te quejes y vamos —Camina y se oculta detrás de una pared, entonces lo sigo.

Veo que cierra los ojos, algo le duele, venas aparecen en su rostro, entonces me doy cuenta que comienza a cambiar. Aunque la cicatriz sigue en el mismo sitio, su cara tiene otras facciones. Cuando vuelve a abrir sus ojos, mira su mano molesto y la mueve.

—Mierda, me salió mal —opina y me sobresalto viendo que tiene garras que sobresalen de sus dedos.

Se concentra otra vez y su mano vuelve a la normalidad. El gesto en su rostro demuestra que siente la necesidad de vomitar. Se ve que es una sensación desagradable.

—Es... ¿Estás bien? —pregunto preocupada y algo alterada por todo lo que acabo de presenciar.

Me siento muy confundida viendo que tiene otro rostro.

Ignora mi inquietud y vuelve a acercarse al portón, así que voy detrás de él. Nerviosa, veo como los guardias hablan con él y como dijo nos dejan pasar.

La compuerta se abre, entonces seguimos camino.

Belleza del Cielo #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora