Fared
Me siento un ser despreciable, perder el control es la parte que más odio de mí, porque demuestra lo que todos dicen.
Soy un monstruo.
Mi cara se mantiene fría e impasible, pero por dentro podría estar gritando los mil demonios. Por su parte, Irina se aferra a mí de tal manera que pareciera que no se fuera a soltar nunca, mantiene los ojos cerrados y su rostro cerca de mis pectorales. Continúo sosteniéndola entre mis brazos mientras salgo de la guarida.
No tengo idea a dónde podría ir.
No veo guardias, por lo que calculo que Jacky y los demás sirvieron bastante de distracción. Lo siento por ellos, pero necesito una manera rápida de salir de aquí, aunque de seguro ni necesitan ayuda.
¿Abandonando a quienes le pedí refuerzos? Sí, ese soy yo, alguien que te apuñala por la espalda sin importar qué.
—Fared. —Oigo detrás y me giro.
—Principito. —Sonrío al ver a Alisther.
Me observa bastante serio.
—Si vas por el jardín, hay un pasadizo oculto entre dos arbustos iguales, te guiará hacia el bosque. Está cerrado, pero seguro te las arreglarás para abrirlo —confiesa directo.
—¿Por qué me dices esto?
—Si crees que es una trampa, puedes venir y matarme, soy fácil de asesinar. —Alza la mano señalando a Irina—. Solo me preocupo por ella —responde a mi pregunta.
—Principito, qué noble —me burlo.
No digo más nada y me dirijo a donde me indicó. No confío en nadie, pero no me queda otra que usar su plan. Encuentro el pasadizo y con mi garra rompo la cerradura, entonces sigo mi camino.
Como explicó Alisther, llegamos al bosque. Lejos hay una cabaña abandonada, así que entramos allí. Apoyo a Irina sobre una banca rota de madera y me siento a su lado, espero un poco. Luego ella se inclina cuando yo me levanto e intento hacer una fogata, dando unos cuantos pasos y agachándome cerca de la hoguera que yace apagada.
—Hace frío en esta parte del bosque, usa una manta de ahí —indico lo que veo tirado en el suelo—. Es lo que hay —agrego.
Un silencio crece, entonces la miro, se mantiene sentada en la banca, observándome fijo.
—¿No vas a preguntar? —rompe el silencio con una interrogación.
—¿Qué quieres que te pregunte? —Vuelvo a mirar las ramas e intentar hacer chispas con las piedras.
Más silencio.
La vuelvo a mirar y se ve avergonzada, sus mejillas se encuentran rojas.
—No necesito saberlo, no es mi problema —termino por contestarle de una manera muy fría.
—¿Entonces por qué volviste por mí? ¿Te importo?
Dejo de mover las piedras.
—A mí no me importa nadie, solo tenía una deuda y la pagué. —Vuelvo a intentar encender el fuego—. ¿Olvidas que me salvaste la vida? Le pediste a tu dragón que me sacara de allí.
—E... esa es una excusa —dice titubeando.
Sonrío cuando una chispa al fin enciende el fuego y me inclino para pararme, entonces me giro a mirarla de nuevo.
—Listo, ahora no pasaremos frío —Cambio de tema.
Me regala una sonrisa tímida y algo decepcionada.
—Sí... —Hace una pausa y con sus labios temblando intenta insistir—. Sobre lo que estaba diciendo...
—Olvídalo —le corto su argumento—. Será mejor que no pienses en eso ahora, deberías descansar. —Camino y agarro la manta del suelo que ella no buscó, entonces se la pongo encima—. Cúbrete, te resfriarás.
—¿Y tú?
—Me quedo con el fuego. —Camino y me siento cerca de la fogata.
Se levanta despacio y se acerca hasta mí, termina sentándose a mi lado. Me observa tímida, además de que no suelta en ningún momento la manta. No le digo nada, solo la ignoro, aunque ella no deja de mirarme.
—¿Sabes?
—¿Qué? —digo molesto.
—No me deshonraron —confiesa.
Se forma un nuevo silencio.
—¿Y? Te dije que no me importa, dile eso a tu futuro esposo.
Baja la vista avergonzada.
—No creo que alguien quiera desposarme ahora, no llegaron a ese extremo, pero me siento sucia igual. —Sus ojos se humedecen—. Me tocaron en partes que no puedo nombrar, estoy muy confundida y triste, me decepcionó de mí misma porque abusaron de mí.
—No digas bobadas, no es tu culpa, además el imbécil que no quiera casarse contigo solo por esas razones, debe ser un idiota.
—Pero así es la cultura, ¿no? —Se abraza a sus piernas y se ve como se mueve sentada debajo de esa manta, su gesto es muy triste—. Nadie va a querer casarse conmigo si se enteran, y no soy buena guardando secretos. —Las lágrimas recorren su rostro, empapándolo sin cesar—. No voy a cumplir mi sueño de tener una familia.
La observo un momento.
—Si... si eso llegara a pasar... —Hago una pausa y trago saliva—. Yo podría cumplirlo.
—¿Qué? —Se sonroja y me mira sorprendida, ya que estaba perdida en sus pensamientos.
Giro mi vista hacia el fuego.
—No creo que alguien no quiera casarse contigo, Irina, eres una buena chica, seguro encontrarás a un buen marido y si alguien te rechaza por lo que pasó, no te merece. Seguro sería alguien muy inferior a ti, además que lo terminaría moliendo a golpes por tal estupidez.
—¿Dijiste que te cansarías conmigo? —indaga ignorando todas mis palabras anteriores.
Siento mi corazón latir con fuerza.
—Sí. —No lo niego—. Pero eso si no encuentras un marido apropiado. —Me siento estúpido—. Te lo debo por llegar tarde.
—Oh, entiendo. —Baja la vista pero no parece desanimada como en momentos anteriores—. Es difícil encontrar marido —agrega.
—Lo harás.
—Recuerdo que antes me decías que no conseguiría.
—Intento ser comprensivo. —Ruedo los ojos.
Se ríe.
—Fared es un tomate.
Me paralizo.
—¿Qué bobadas dices? —me quejo pero creo que tiene razón, porque siento mis mejillas calientes.
—Gracias. —Me regala una sonrisa.
—¿Por qué?
Se inclina hasta mí y me agarra del brazo, rodeándome con esa manta.
—Por ser tan amable conmigo.
—¿Amable? —Enarco una ceja y bufo—. Sí, supongo que lo fui, no te acostumbres.
Vuelve a reír.
—De acuerdo.
Se forma un silencio, giro mi vista y veo que ha cerrado los ojos.
Creo que... se ha dormido.
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Belleza del Cielo #3
Fantasi"Una promesa, una última respuesta". Saga Bellezas. *Por Viviana Valeria V.