Irina
No puedo creer lo que acabo de escuchar, ni dos días han pasado y ya están organizando cosas.
Visualizo a Zionitt retirarse de la sala en donde estamos con Alisther, entonces cuando ya se aleja de mi visión, observo al príncipe sorprendida.
—¡¿No vas a decirle nada?! —me quejo.
—Estoy igual de perplejo que tú —opina Alisther.
—Pero...
—De todas formas dijo que tú tenías la última palabra, así que nada más tienes que decirle que no quieres casarte conmigo y listo.
—¿Eh? Pero... —Me sonrojo.
—Me gustas, Irina, y también sé que amas a Fared, pero es tu decisión lo que quieres hacer. Yo sé lo que deseo, ahora elige tú.
Suspiro.
—¿Me esperas? —le pregunto y asiente.
Camino fuera de la sala y voy por los pasillos, visualizo a Fared en la planta baja, así que bajo las escaleras y corro hasta él. Cuando me le acerco, lo empujo ocultándonos en un corredor menos concurrido.
—Calma la agresión. —Se ríe cuando su espalda choca con la pared y sostengo con fuerza su yukata.
Frunzo el ceño.
—¡¡El Rey tomó en serio tu chiste!! —grito molesta—. ¡Dile que es una burla esa propuesta de matrimonio!
Se pone serio.
—No es ninguna broma, yo ofrecí tu mano en matrimonio al principito.
—¡¿Por qué?! —Mis ojos se humedecen.
Me empuja despacio, logrando alejarse de mi agarre.
—Te cumplí el sueño, ¿de qué te quejas? Si no quieres puedes decirle que no y listo. Aunque sería perder una gran oportunidad, ustedes se llevan bien, pocas parejas lo logran.
—¿Por qué haces esto? —insisto pero en un tono más bajo y con mis labios temblando—. Yo te declaré mis sentimientos y haces esto —repito y me refriego los ojos para que no caigan algunas lágrimas.
Suspira y luego me recrimina muy serio, me habla fríamente.
—¿Y tú por qué insistes con que siento algo por ti? Aprende a entender lo que es un rechazo. Te estás humillando a ti misma, Irina, respétate.
Hago un jadeo de dolor, porque se siente como un puñal y ya no me importa que se me escapen las lágrimas.
—Si tú me pidieras que no me case, yo no lo haría, no me uniría en matrimonio con Alisther.
Se forma un silencio que parece eterno, nos miramos fijo sin decir nada, porque él no me responde.
—Fared... —insisto volviéndole a hablar porque sigue callado.
—Que seas muy feliz. —Me esquiva sin mirarme y sale del pasillo.
Caigo de rodillas al suelo, entonces me dejo llorar, cubriéndome el rostro con ambas manos. Esto me destruye ¿Por qué me enamoré de él? Ojalá el dolor desapareciera.
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Belleza del Cielo #3
Fantasy"Una promesa, una última respuesta". Saga Bellezas. *Por Viviana Valeria V.