Belleza del Cielo #3

Capítulo 40

Askar

Le prometí a Rebecca hablar con Jacky, pero no he tenido oportunidad estos días. Extrañamente he estado ocupado con papeleo, por el asunto del Reino del Cielo, ya que el Reino de las Sombras ha querido que informe sobre mi posición en el asunto de la guerra y cada reino. Hace tanto que no hacía cosas así que me tardé un montón, sin contar que estuve de un lado a otro para hablar de asuntos políticos y demostrar mi palabra.

El punto es... ¡Qué me pierdo en esta castillo! No es igual a nada que haya visto, lo que me hizo perder mucho tiempo con papeleo.

Me detengo en el centro del palacio, donde es el patio o como lo llaman algunos, coliseo. Irina está sentada en un banco próximo a la pared, se encuentra llorando, así que me le acerco.

—¿Qué te pasa? —digo brusco y sin tacto porque soy medio bruto.

O como dirían los otros reinos, un salvaje.

Alza la vista y se refriega los ojos.

—Hola, Askar.

Sonrío.

—Hola ¡No llores!

—Es que... —Se calla así que me siento a su lado—. No, no hace falta.

—Sé que a veces te ignoro, pero somos amigos, ¿no? —Me lo pienso—. ¿O todavía estás enojada porque no quise ser tu esposo? —Reacciono—. Ay, no debí haber dicho eso. —Me rasco la cabeza y se ríe.

—Justo de casarse es el tema, aunque no, no es sobre ti. —Fuerza una sonrisa—. Nunca estuve enojada contigo, Askar.

—Bueno, un problema menos, ¿cuál es el que sigue?

Suspira y baja la vista hacia sus manos, mueve los dedos nerviosa.

—Fared.

—¿Te vas a casar con ese loco? No te lo recomiendo.

Vuelve a reír.

—No, es que... —Jadea nerviosa, el llanto le impide hablar mucho—. Me voy a casar con Alisther y a Fared no le importa.

—Ah, Alisther es ese príncipe... —Analizo lo que dice—. ¿Y no te gusta o qué? Sino te gusta no te cases, además la opinión de Fared no tiene relevancia aquí, ¿no? Digo, es tu vida, no la de él.

—Es que yo tengo sentimientos por él.

—¡¿Por ese loco?! —Alzo la voz.

—Se ve que no se llevan bien —opina mirándome.

—Tuvimos algunos roces muy feos. —Me río—. Juramos matarnos en batalla o algo así, no me acuerdo bien la conversación, es que fue hace mucho y luego vino la tregua esa, entonces lo olvidamos.

—Entiendo. —Me sonríe—. Gracias, necesitaba conversar con alguien.

—¿Por qué no con Jacky o Rebecca? Yo no entiendo nada de sentimientos.

—Bueno, lo hiciste muy bien, me escuchaste, eso es lo importante.

—Pero si te ignoro la mayoría del tiempo —bromeo y se ríe.

—Gracias —repite y se queda callada mirándome—. Extrañaba tener una conversación con un amigo.

—Para eso estoy —expreso altanero y doy dos golpes en mi clavícula en señal de orgullo.

—¿Interrumpo? —Oigo y me agarra un escalofrío, giro mi vista visualizando a Kael—. ¿Sucede algo? —Sonríe.

Me pregunta porque me quedo mirándolo mucho, su expresión es la misma que muestra en mi sueño. Kael es tranquilo, pero esta persona en frente mío es relajada, más que él. No tiene ojos rojos, pero me da una mala sensación.

—Nada —al fin contesto, aunque algo tenso todavía.

—Bueno, estábamos hablando de tu hermano —acota Irina avergonzada.

—¿Mi hermano? —Kael se lo piensa bastante—. Ah sí, Fared, al que Jacky llama Wash.

—¿Te encuentras bien? —Lo mira preocupada.

Hace un movimiento de cabeza confundido.

—Sí, estaba recordando cosas, creo —expresa extrañando, como dudando de sus propias palabras—. Por cierto, Irina, me gustaría hablar contigo a solas después. —Me mira un momento a mí y luego a ella—. ¿Puede ser?

—Sí, claro —Asiente—. ¿Sobre qué quieres hablar?

—Sobre promesas.

—¿Promesas? —dice confundida.

—Sí, te explicaré más tarde, ahora debo... —Mira el lugar atentamente—. Hablar con el líder del culto.

—¿Ese no está muerto? —pregunto.

—Sí, quise decir el rey, me confundí.

Vemos como se va. Qué raro. Ahora sí lo quiero lejos de Rebecca. Ese sueño no está para nada equivocado.