skin [h.s]

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—Harry...deberíamos salir, hay gente afuera y-

—Shhhh —me calló con un suave mordisco entre mi cuello y mis clavículas, su respiración y aliento caliente enviándome corrientes por todo el cuerpo— No me interesa.

Cerré los ojos tirando levemente de su cabello, sus manos traviesas danzando desde mi espalda hasta mis glúteos y muslos.

Lo que había comenzando como yo ayudándole a Harry a buscar unas cosas en el depósito de la tienda de tatuajes, terminó en una sesión de besos de quince minutos entre cajas y estantes, con mi blusa en el suelo, el botón y el cierre del pantalón de Harry abiertos.

Tanto Zayn como dos clientes estaban afuera y nosotros llevábamos un rato sospechoso aquí.

Los labios de Harry abandonaron mi cuello para volver a conectar nuestras bocas desesperadas, mi cuerpo recostado en una pared llena de grafiti hecho por Zayn. Cuando nuestras lenguas comenzaron a danzar, llenándome del aliento a menta y cigarro de mi novio, bajé mi mano derecha por todo su torso hasta adentrarla con lentitud entre sus pantalones. Harry soltó un gemido ronco cuando mi mano comenzó a tocar su erección sobre encima de sus boxers, acariciándolo de arriba abajo.

—Mmmm —suspiró apretando mis caderas y mordiendo mi labio inferior, notando cómo se tensaba y respiraba dificultosamente cada vez que el ritmo de mi mano aumentaba— Joder, Addy, por favor...

—Por favor ¿Qué? —murmuré, plantando besos en su perfecta simétrica mandíbula.

—Tu mano...necesito el contacto de tu piel.

Volví a besarlo entre jadeos, sintiendo la adrenalina de estar haciendo esto en un lugar público aunque estemos en privado. Podía escuchar el sonido de la máquina de tatuar y las voces mezclándose de Zayn y dos chicos.

Bajé un poco el boxer de Harry e introduje mi mano como él quería, acariciando su longitud con mi palma. Aunque estaba algo seca por lo cual recurrí a usar mi propia saliva, ganándome una sonrisa pícara y lujuriosa del rizado. Adoraba verlo así, con los labios hinchados y rojos entre abiertos soltando suaves y roncos gemidos, sus brillantes esmeraldas oscuras y observando entre mis ojos y el punto dónde mi mano le estaba dando atención y placer.

Pero entonces, dos golpes en la puerta nos sobre saltaron. Ambos giramos la cabeza, mi mano deteniéndose y Harry cerrando los ojos con furia y frustación.

—¡Eh! No sé lo que estén haciendo ahí adentro idiotas, pero Aly llegó con su chica —Zayn nos habló desde afuera, con tono divertido pero apenado— Así que salgan.

Harry y yo nos volvimos a mirar y apreté los labios para no reírme de las dagas que quería lanzar. Se veía adorable y sexy todo molesto y frustrado, haciendo un chistoso puchero y moviendo su nariz.

—Lo siento —le dije, sin poder soltar la pequeña risa que no pude aguantar.

—Odio mi vida —Harry gruñó, exagerando como siempre. Se acomodó el boxer y los pantalones como pudo, siendo sumamente molesto porque aún tenía su erección— Deberías salir tu primero, necesito un... momento para calmarme.

—De acuerdo —sonreí comprensiva y apenada por haberse interrumpido nuestro momento. Recogí mi blusa y me la volví a poner. Besé tres veces sus labios con dulzura y él sonrió, recargándose en la pared— Te quiero, en la noche lo reanudamos.

—Oh, no lo dudes —guiñó un ojo y relamió sus labios.

Abrí la puerta del cuarto donde estaba la mercancía y salí, encontrándome con las cejas alzadas de Zayn. Rodé los ojos y él se rió. A su lado estaba Aly y Valerie, sentadas en el pequeño sofá con las manos juntas. Sonreí sumamente feliz, mi mejor amiga había decidido que hoy era el día que los chicos y yo la conoceríamos, aún cuando yo ya sabía quién era pero no recordaba mucho.