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Las palabras de Harry habían logrado que la euforia y el deseo que sentía se dispararan un mil por ciento más en todo mi cuerpo, mente y alma. Aunque en realidad no me tomó por sorpresa que me haya dicho aquello, sabía que ambos queríamos esto así no lo hayamos hablado directamente en ocasiones anteriores. Y lo deseaba, claro que tenía ganas de estar con él en todos los sentidos. Estaba preparada para estar con alguien después de mucho tiempo, quería a Harry y sabía lo importante que yo era para él también.

Confiaba mucho en Harry.

Sus preciosas orbes verdes brillantes y transparentes me miraban esperando mi respuesta, mientras una de sus cálidas manos acariciaba mi muslo derecho como si de algo delicado se tratase, haciéndome sentir cosquillas en todo mi vientre bajo.

Estiré mi mano hasta alcanzar su cadena de cruz y lo jalé suavemente, haciendo que se acercara más a mi. Relamió sus labios cereza y luego los entre abrió, dejando escapar su aliento caliente mezclado con el Brandy.

—Yo también, Harry —respondí finalmente en un susurro. Sonrió de lado, aquella sonrisa única y pícara que poseía, enseñado su precioso hoyuelo.

—Te quiero, Addy, contigo no siento que estoy desolado en este mundo de mierda, no quiero estar solo. Eres lo único que me hace realmente feliz, me haces sentir que finalmente tengo un hogar.

—Aquí estoy para ti, lo prometo —besé el lunar cerca de sus labios sintiendo que tenía junto a mi a un ángel que solo merecía felicidad, y sí conmigo lo era jamás lo dejaría solo— Tú también me haces muy feliz, ojitos lindos.

Harry sonrió con timidez ante aquello último, besándome nuevamente sin tanta delicadeza como al principio pero aún así con movimientos lentos y tiernos, tomándonos nuestro tiempo de disfrutar con plenitud el momento. Nuestro momento. Mis manos viajaron a su definida y suave espalda, recorriendo toda su piel y sintiendo como sus músculos se flexionaban o se contraían con cualquier movimiento que hacía. Su piel era como seda, como gamusa, adoraba acariciarlo.

Una de sus manos volvió a adentrarse en mi playera y con la otra sostenía su peso a un lado de mi cabeza. Dejé de acariciar su espalda para bajar mis brazos al dobladillo de mi camisón dispuesta a quitarme aquella prenda, pero Harry detuvo mis manos cuando vio que me la estaba subiendo.

—Yo lo hago —susurró aún cuando estábamos solos.

Asentí dejando que lo hiciera, tomándose su tiempo hasta que llegó a mi pecho y tuve que sentarme un poco para quitarla completamente. Tragué saliva con algo de nervios e impaciencia, alzando mis brazos para que la playera saliera completamente de mi cuerpo. Sentí algo de frío cuando mi pecho quedó expuesto finalmente y por primera vez ante los ojos de Harry. No pude evitar sonrojarme un poco, mi corazón latiendo fuerte en mi caja torácica. La mirada esmeralda de él recorrió desde mis ojos hasta mi pecho, que subía y bajaba por mi respiración acelerada.

Mordió su labio inferior reprimiendo una sonrisa, al mismo tiempo que alzaba una mano con dos anillos y trazó un camino de caricias desde mi hombro, viajando por mis clavículas y concentrándose en mis senos. Cerré mis ojos disfrutando lo bien que se sentían sus delicadas pero electrizantes toques.

—Eres preciosa, Addy, nunca me cansaré de decirtelo —se inclinó más hacia mi haciendo que mi cabeza volviese a tocar la almohada— ¿Estás bien con esto, cierto?

—Sí, claro que sí.

No sentía presión e incomodidad, era todo lo contrario, me sentía segura y en paz con Harry.

Entonces volvimos a besarnos y está vez el contacto de su pecho desnudo con el mío hizo que un jadeo escapase de ambos por la nueva sensación de nuestra piel tocándose sin ninguna prenda encima. Su calor me abrigó y envío más corrientes desde mi cabeza hasta la punta de mis pies. Harry tenía la galaxia entera en su piel, estaba lleno de hermosas estrellas y constelaciones por dentro.

skin [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora