11. Números

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Tristán, más conocido como flechas locas  

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Cuando Salvador vino por mí hace un par de días porque había un animal afuera de la academia, lo primero que se me pasó por la mente fue un lobo. Me sorprendió mi capacidad de intuición respecto al tema, pero tampoco podía hacer mucho dado que no entendía tanto mis habilidades como lobo.

La chica, que aún seguía aquí en la academia, se recuperaba poco a poco; sin embargo, no pude hablar con ella porque estaba paralizada y no había nadie que le sacara una palabra de la boca. Nadie había venido a buscarla, lo cual me pareció raro porque hasta le comenté a mi padre, Aaron, que ella estaba aquí. No quería tener problemas con la manada, así que lo mejor era respetar sus reglas aunque muchas de ellas no me gustasen.

Con Adam y Jas investigamos esta situación para saber si había alguna relación con el ataque que sufrió April y sus amigos en la casa abandonada, pero desafortunadamente no encontramos nada que se relacionara. Mia también intentó ayudarme de alguna manera, pero había estado actuando tan extraño estos últimos días que preferí darle un poco de espacio. Su lado banshee estaba a tope y la única persona que podía comprenderla ya no estaba con nosotros.

Estaba esperando afuera de la enfermería porque Mia quiso venir a ver a la chica, ya que tenía algo importante que decirle. Eso fue lo que me explicó: la chica lobo la había contactado en un sueño, así que debía venir. Me pareció algo extraño, pero traté de ser comprensivo y ayudar a mi novia porque haría lo que fuera por ella.

Al salir de la enfermería, Mia se quedó parada frente a la puerta mientras miraba el suelo. La noté más pálida de lo usual y mucho más nerviosa de lo que imaginé. Lo que sea que haya pasado con la chica adentro, debió dejarla impactada.

—¿Amor, estás bien? —pregunté. Ella me miró inmediatamente como si mi voz fuese una especie de interruptor y pestañeó un par de veces.

En cuanto estiré mi mano, la tomó sin dudarlo un segundo y se sentó a mi lado. Pude notar en su mirar y en sus gestos que no sabía exactamente cómo explicar lo que le pasó, así que la abracé suavemente.

—¿Recuerdas la otra noche cuando desperté diciendo el número doce? —preguntó de repente.

—Claro, lo recuerdo perfectamente. —Fruncí el ceño y la miré atento—. ¿Qué hay con eso?

—La chica loba tiene aquel número en la parte posterior de su cuello. Las... las voces me dijeron que ella tenía aquel número, así que cuando revisé su cuello, me asusté.

—¿Has visto ese número en otro lugar?

—No, pero hay algo más. La chica me dijo que los humanos vienen.

—¿Los humanos? ¿A qué se refiere con eso?

—No sé, Tristán. Me da mucho miedo todo esto.

—¿Por qué? ¿Está todo bien? Sabes que puedes contarme lo que sea.

—No... no sé. No sé qué pasa, pero tengo miedo. Han pasado tantas cosas en esta ciudad que a veces pienso que los humanos se revelarán contra nosotros si saben la verdad en algún momento.

—Eso no pasará, Mia.

—¿Cómo sabes?

—Porque tenemos maneras de ocultarnos, todos nosotros. No debes preocuparte de eso, ¿si?

—¿Puedo decirte algo más?

—Por supuesto.

Se lamió los labios rápidamente y se enderezó en su asiento a la vez que suspiró profundamente.

Los Caídos #5 - La maldición del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora