44. Lexes

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Eric

Como la mayoría sabe, o cree porque eso es lo que le dijimos a mi familia, Mak y yo estamos de vacaciones disfrutando al máximo de nuestras vidas. Pensé que al menos Kenneth me conocía a la perfección como para saber que no era verdad porque, en realidad, Mak y yo nos fuimos a una misión suicida.

De acuerdo a mi novio, el reino de su padre estaba siendo atacado por diversos otros demonios que odiaban a Arturo y si Mak no hacía algo respecto, se podría formar una guerra que tomaría lugar en el plano terrenal en algún momento.

Ha pasado de todo en este lugar, desde las experiencias más aterradoras hasta las más divertidas. Básicamente hemos estado viviendo en este horrible castillo por más de seis meses, pero ya casi era hora de volver aunque me daba cuenta que Mak no tenía ganas.

—Estamos bien aquí —mencionó. Estaba parado frente a la ventana, mirando la ciudad del terror como si le gustase de alguna manera. No lo juzgaba porque era de cierto modo su hogar y me gustara o no, era parte demonio. Sin embargo, también me perturbaba.

—Pero debemos volver. Si nos quedamos más tiempo, no se tragarán la historia de que estamos de vacaciones.

—Eric, este es mi hogar también. Podemos hacer que sea nuestro hogar. ¿No te gustaría?

Lo miré incrédulo aunque él siguió mirando hacia afuera. ¿Cómo podía preguntarme algo así si la respuesta era clara?

—No, Mak y lo sabes. Este lugar solo me trae malos recuerdos. Tu padre vivió aquí y el daño que nos hizo a todos fue terrible. No pertenecemos aquí.

—Tú no perteneces aquí así como yo no pertenezco allá arriba. ¿Hasta cuando vamos a fingir?

—¿Fingir qué? —pregunté confundido.

—Que no pertenezco a su mundo porque cualquiera que sabe que soy parte demonio me apunta con el dedo.

—Pero también eres parte nefilim. Tú abuelo fue un caído y tu madre fue humana. ¿No es acaso eso lo más importante para ti? ¿Tu madre? ¿No crees que ella querría lo mejor para ti?

—Pero mi abuelo se convirtió en demonio. Soy el doble de demonio de lo que era antes.

—Makarius, no puedo quedarme más tiempo. Kenneth comenzará a sentir que algo está mal.

—¿Por eso quieres irte?

—¿Por Kenneth? —pregunté—. Es mi mellizo. Por supuesto que es la razón número uno por la que me quiero largar de aquí. Él puede sentir todo lo que yo y me he estado conteniendo de hacer hechizos que requieren mucha magia negra por lo mismo. Estar aquí nos afecta a ambos.

—Lo sé y lo siento. Siento que tengas que escoger entre él y yo, pero tampoco puedo irme. Si me voy, todo este reino se derrumbara y sabes que eso traería terribles consecuencias.

—Entonces yo me iré y tú puedes quedarte. Nunca tuvimos problemas por estar lejos el uno del otro

—Eric... —Volteó a verme y suspiró . Yo aún costado en la cama de su habitación hice una mueca y me encogí de hombros sin saber qué más decir.

—Tengo que irme te guste o no. Podemos visitarnos.

—¿Por qué eres tan cabeza dura? —preguntó.

—No soy cabeza dura. Solo no dejo que tu decidas sobre mi vida. Eres mi novio no mi dueño.

Makarius rio suavemente y se acercó a mí para sentarse a mi lado. Me acarició despacio la mejilla y me miró de una manera que me derritió el corazón.

Los Caídos #5 - La maldición del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora