18. Una petición

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Abril 2021

April York

⚔️

Las semanas pasaron, prácticamente casi un mes, y no supimos nada de Camille. El tiempo pasó rápido y ya casi no tenía esperanzas de que algo bueno ocurriera. Los ataques a la ciudad continuaron, Tristán seguía investigando sin llegar a nada concreto, los directores no se habían involucrado y todo empeoraba cada vez más.

A Oliver no lo volví a ver, lo cual me entristecía, pero no había mucho que pudiera hacer. Mamá continuó preguntándome cómo estaba respecto a mi poder y la verdad es que no lo había utilizado por nada del mundo.

Ahora iba camino a Atalana con mis padres porque Davina, la que sería representante de los directores en la nueva academia, deseaba hablar conmigo de un tema importante. Ya sabía que quería que me integrara a su academia cuando estuviera lista, pero no estaba segura de poder abandonar Alana mientras Camille siguiera sin recuperar su memoria.

—Hemos estado pensando en que tus hermanos también podrían mudarse a Atalana, al menos Charles, Gael y Thomas —mencionó mamá.

—¿Qué hay de Salvador y Joseph? —pregunté.

—Ellos ya están más grandes para decidir qué hacer, hija —dijo papá, entrando el auto al recinto del viejo castillo de la reina.

—Grandes de físico porque de mente... —susurré—. No pueden separarnos.

—No los separaremos, April. Solo pensamos que sería bueno que aprendieran a arreglárselas por ustedes mismos sin el apoyo de cada uno. No siempre se tendrán entre ustedes para protegerse.

—Pero mamá...

—Nada de peros, April. Lo discutiremos después porque ahora debes hablar con Davina.

Davina nos recibió en la entrada, sonriendo espléndidamente; una sonrisa que motivaba a cualquiera a hacer lo que sea. Lucía diferente, prácticamente porque su cabello estaba un poco más largo y lacio, lo cual la hacía lucir más joven de lo que ya se veía. Además, usaba unos jeans, una camiseta blanca con un gran corazón rojo en medio y unas zapatillas blancas.

—Me alegra tanto que pudieran venir. Aún estamos arreglando el castillo, pero quería hablar ya con ustedes —mencionó ella.

—Muchas gracias por llamarnos, Davina. Eres muy dulce —dijo mamá.

—Nos gusta mucho viajar a las distintas ciudades de este país y Atalana es una de nuestras favoritas. —Papá tomó la mano de mamá y ambos se miraron sonrientes.

—Pasemos entonces, por favor. Están en su casa.

La chica nos hizo pasar al enorme castillo que sin duda era un lugar imponente y tétrico para mí. Sin embargo, el interior me hizo sentir mucho mejor porque la decoración era muy bonita y delicada, también hogareña. Sin duda, Davina había hecho mucho aquí porque era su estilo.

Mientras les iba explicando a mis padres los arreglos que estaban haciendo, Blas salió de uno de los salones y saludó a los señores York para después acercarse a mí. Chocamos puños en silencio y sonreímos.

—¿Te mudarás aquí también? —pregunté en voz baja.

—No, no. Mi lugar está en Alana. Además, tengo asuntos que resolver.

—Oh, desearía que al menos una cara conocida se mudara aquí. Mis padres quieren enviar a Thomas, Gael y Charles también, pero ya sabes a lo que me refiero —dije y bufé—. Quieren separarnos de Joseph y Salvador, lo cual me parece exagerado.

Los Caídos #5 - La maldición del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora