45. Somos uno

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Kenneth

Pensé que Camille realmente había vuelto a su antiguo yo oscuro, pero cuando se puso a reír quise tirarle lo primero que encontrase porque fue una broma de muy mal gusto. Will, Daniel y Blas tampoco estaban muy contentos al respecto, pero después de un rato se rieron divertidos de la situación.

Después de dejar a los chicos, tuve una reunión con los directores porque se estaban haciendo muchos cambios en la alianza. No estaba al tanto de todos ellos porque hasta que no se concreten, solo los directores podían saberlo, pero Cristal había roto las reglas un poco y me había contado algunas cosas.

Fue aburrido, si puedo decir. Ser el brujo de la alianza no es el mejor trabajo del mundo, pero me había comprometido y era una manera de poder involucrarme más con los nefilim, ya que siempre los admiré. Hacía creer a los demás que los odiaba por el estigma social entre las otras especies, pero no era verdad.

Quería quedarme con Cristal, pero no pude porque ellos debían seguir con su reunión, así que tuve que irme. No me quejé, no podía hacerlo y tampoco era como si quisiera escuchar un segundo más sus historias aburridas.

Al salir de la oficina de la directora Evans, donde se llevaba a cabo la reunión, sentí que alguien me agarró del brazo suavemente. Miré a aquella persona y me encontré con una sonrisa radiante, una de aquellas sonrisas que te ilumina el día de tan solo verlas.

—Jasmine Evans —dije sonriendo—, me asustaste.

—No era mi intención. Perdón.

—¿Qué sucede? ¿Estás bien?

—Me preguntaba puedes ayudarme con algo

—Mientras esté a mi alcance, claro.

* * *

En el salón de la academia, Jas me contó en breves palabras que había estado teniendo unas pesadillas que no la dejaban dormir por las noches. No me dijo de qué se trataban, pero sí que necesitaba ayuda porque no quería que le afectara demasiado.

—¿Tu familia sabe? ¿Adam y Tristán?

—Dios, no. No quiero preocuparlos porque ambos ya tienen muchos problemas. Por favor, Kenneth, debe haber algún hechizo que pueda ser de ayuda.

—Los problemas relacionados al mundo de los sueños son muy complicados de tratar porque hay muchas criaturas que son capaces de afectarte a tal grado que pueden volverte loco. Los demonios son un gran ejemplo.

—¿Crees que un demonio pueda estar causándome esto? Esos malditos...

—Lo que yo creo, Jas, es que debes relajarte un poco. Tienes veintidos años y mírate, tienes toda una responsabilidad sobre tus hombros. Todos ustedes, nefilim de la alianza, la tienen. Debes tomar un descanso aunque sea por un par de horas. Sal, ve de compras, comprate un helado, invita a alguna amiga o no lo sé. Haz lo que más te guste hacer que no se relacione a todo este mundo. ¿Sabes realmente lo que te gusta?

—Mmm —dijo en voz baja, mientras pensaba—. Me gusta ver a los perritos correr por el parque. Dios, soné tan ñoña.

Ambos reímos y levanté mi dedo pulgar en aprobación.

—Entonces ve a ver perritos correr por el parque.

Okay —dijo con un movimiento de cabeza. Se acomodó la chaqueta de la alianza y verificó que sus botas estuvieran bien amarradas. Creo que ella era la nefilim más nefilim que vería jamás en este lugar. Era parte de ella y su esencia—. Tomaré tu consejo. Por favor, no le cuentes a nadie de esto, te lo suplico.

—Tranquila. Tu secreto está a salvo conmigo —dije poniendo una mano en mi pecho como si fuera palabra de honor.

Cuando Jasmine se fue, me quedé un rato más allí en el salón completamente solo porque no tenía nada que hacer. Mis padres no me habían llamado y tampoco Eric, lo cual me parecía extraño. De hecho, no me ha llamado en todo este tiempo y siempre pensé que era porque disfrutaba de sus vacaciones, pero ahora comenzaba a preocuparme.

—Ahí estás —dijo Cristal, haciendo un gesto gracioso—. Te he buscado por todos lados.

—¿Ya terminó la reunión?

—Sí, por suerte. Ya no aguantaba un segundo más encerrada en esa oficina. Ser directora es un trabajo pesado, ¿sabes? Lo peor es que tengo tan solo a un miembro a cargo y es mi hermano. ¿Puedes imaginar lo que significa tener a toda una familia tras de ti?

—Un caos total, ¿no?

—Claramente. —Se sentó junto a mí en el sofá y me miró entrecerrando los ojos—. ¿Estás bien?

—Claro. ¿Por qué lo dices?

—Te ves... triste. ¿Está todo en orden?

—Todo está perfecto, Tal. Es solo que estoy preocupado.

—¿Por qué?

—Por Eric. Se fue de vacaciones hace meses y ni siquiera ha enviado una foto o un mensaje.

—Debe estar pasándola de maravilla. No te preocupes tanto.

—No lo sé. Tengo un mal presentimiento.

—De seguro, son solo ideas tuyas —dijo tomando mi mano.

—Es mi mellizo, Cristal y estamos conectados por la magia. No somos normales. Puedo sentir cuando hace magia blanca o negra, cuando está mal o feliz. Si tiene un mal día, entonces yo también tengo un mal día. Somos uno a pesar de ser dos individuos totalmente diferentes. Deberías entenderlo porque es algo parecido a esa maldición que tienes con Christopher, excepto que lo nuestro con Eric no es para nada una maldición.

—Está bien, tranquilo. Si quieres, podemos llamarlo o a Mak para saber cómo están.

—No quiero presionarlos y parecer ese hermano entrometido porque...

El aire se me fue por un momento y sentí una punzada en el costado de mi abdomen. Me llevé la mano instintivamente a ese lugar, pero no había sangre ni nada que fuera señal de daño. Dolía, sí, dolía mucho, pero era un dolor diferente al normal. Era Eric.

—¿Qué pasa? —preguntó Cristal.

—Es...Eric —dije con un hilo de voz—. Algo le pasa a Eric.

Me puse de pie, pero perdí el equilibrio, así que ella me sujetó rápidamente y me ayudó a sentarme de nuevo en el sofá.

—Kenneth —dijo confundida.

—Voy a...Cristal. Me desmayaré.

Todo comenzó a dar vueltas a mi alrededor y la cara de ella se veía totalmente borrosa. Los sonidos que me rodeaban dejaron de existir y solo podía escuchar a mi hermano decir mi nombre una y otra vez.


***

Espero que les gustara  <3.


Los Caídos #5 - La maldición del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora