Cristal
El guardia del laboratorio ni se molestó en preguntarme algo y solo me dejó salir, ya que había visto lo que pasó dentro. A veces me gustaba que las personas temieran de mí porque me hacía sentir poderosa, pero no esa no es la persona que realmente soy.
El auto estaba tal cual lo dejé y no demoré en irme de aquel horrible lugar donde solo experimentan con criaturas inocentes. Si pudiera salvarlos a todos, lo haría sin dudarlo, pero no tengo el poder suficiente para hacerlo. Se requiere más que una simple nefilim con las habilidades que un humano común no tiene.
Tomé el celular para revisar si tenía mensajes o llamadas importantes. Casi grité cuando me di cuenta que tenía como veinte llamadas perdidas y un montón de mensajes de los chicos y los directores.
—¿Qué rayos? —susurré.
De pronto, mi celular comenzó a sonar fuertemente debido a la alarma de la alianza y segundos después sentí un ardor bastante peculiar en mi brazo donde la marca de la familia Black se encontraba.
Me habían dicho que los directores, específicamente los creadores, sentían a través de su marca cuando la alianza estaba en peligro y que probablemente yo lo sentiría en algún momento. Sin embargo, jamás creí que pasaría exactamente cuando estoy lejos de allí.
Conduje lo más rápido que pude por la ciudad, mientras intentaba llamar a los chicos o a los directores. La única que fue capaz de contestar los mensajes fue Jas y ni siquiera se encontraba en las academias sino en la ciudad, así que pasé por ella porque salió sin auto.
Me detuve a un costado del parque y toqué la bocina un par de veces para que ella, quien estaba de pie junto a un árbol mientras miraba de un lado a otro, lo notara. Cuando me vio, corrió y se subió en el asiento de copiloto.
Se veía algo nerviosa, pero no podría decir exactamente por qué.
—¿Sabes algo? —pregunté.
—Nada. Adam no contesta y Tristán no está en casa.
—¿Tus padres?
—Nada de nada. Me da miedo, ¿sabes, Tal? Algo feo debe estar ocurriendo.
—Tranquila, debemos mantener la calma, ¿si?
La observé unos segundos y tenía la mirada puesta en mí. Realmente estaba preocupada; se notaba por la forma en que tocaba su cabello y en cómo movía la pierna derecha de arriba hacia abajo constantemente.
Debo decir que Jasmine no suele ser una nefilim que demuestre miedo por las cosas que ocurren en la alianza, sino todo lo contrario. Sin embargo, esta vez era diferente y eso me ponía nerviosa. Es como aquellas veces en que si la persona más fuerte entre un grupo de personas cae o se rinde, ya no queda esperanza para los demás. Así es como veía a Jasmine.
Al entrar a la avenida principal y acercarnos al recinto, pude ver que estaba todo realmente oscuro. Ya casi anochecía y las academias no tenían ninguna luz prendida, lo cual me pareció realmente extraño.
Fruncí el ceño confundida y estacioné el auto afuera porque no sabía si había alguien dentro del recinto. Era mejor prevenir que lamentar.
Jas y yo bajamos intentando hacer el menor ruido posible. Volví a colocar la espada colgando contra mi espalda y verifiqué que el amarre estaba firme. Jasmine me miró divertida cuando se dio cuenta de qué espada se trataba, pero no dijo nada.
—¿Un apagón? —pregunté.
—Han remodelado las academias, ¿por qué habría un apagón? —preguntó mientras sacaba una daga del interior de su chaqueta—. En la ciudad todo estaba bien.
Cuando nos acercamos a la entrada, nos dimos cuenta que las puertas de la enorme reja que rodeaba el perímetro estaban cerradas. Usualmente se mantienen abiertas porque solo los nefilim de la alianza y aquellos otros que están permitidos logran ver las academias como tal. Además, con la seguridad extra que han puesto, es aún más difícil que otras criaturas o humanos entren.
—¿Qué significa esto? —preguntó Jas algo enojada—. ¿Por qué cerrarían las puertas?
Me encogí de hombros y marqué nuevamente a los directores, pero nadie contestó. De hecho, tenían los teléfonos apagados o al menos eso decía la contestadora.
Me acerqué a las puertas para abrirlas manualmente, pero cuando las toqué, una corriente eléctrica de color azul iluminó todo el hierro negro y salió disparada hacia el cielo como fuegos artificiales. Grité del dolor y me alejé inmediatamente. Aquella seguridad era realmente buena, pero repelía toda la magia e incluso a los nefilim.
—Odio esta nueva seguridad en estos momentos.
—¡Oigan! —gritó Jasmine hacia dentro, pero absolutamente nadie salió.
Ni siquiera había personas en las ventanas o algo por el estilo. Pareciera como si todo el mundo se fuera sin dejar rastro alguno.
Miré mis manos y estaban muy rojas, casi quemadas y dolían mucho aún. Hice una mueca en silencio y de pronto sentí una mano cálida sobre la mía y el dolor comenzó a disminuir considerablemente.
Jasmine frente a mí cerró los ojos e hizo una mueca, mientras absorbía el dolor que yo sentía.
—Gracias —susurré—. No debiste...
—Eres mi amiga también. Es lo que los amigos hacen —dijo—. Sé que en el pasado tuvimos nuestras diferencias, pero ya crecimos y debemos superarlo.
—Sí, tienes razón. —Sonreí un poco y después suspiré cansada—. ¿Qué deberíamos hacer ahora?
—Esperar a que alguien aparezca y estar alerta a cualquier amenaza.
Un fuerte ruido y una potente luz me hizo dar la vuelta de inmediato. Era un portal hecho por algún Hunter, eso era seguro, pero no pude ver bien a las siluetas que salieron disparadas directo al suelo.
Los escuchamos gritar de la impresión, así que Jasmine y yo nos acercamos a ver de quienes se trataban y por qué les había pasado algo así. De seguro, se trataba de un Hunter con poca experiencia porque eso es lo que les pasa cuando no saben cómo hacer bien un portal: el portal los absorbe y suelta donde quien lo hace piensa inconscientemente o a veces puedes quedar atrapado. Eso no es nada lindo.
—¿Qué rayos te pasó? —preguntó Jasmine a la chica en el suelo.
—Te pregunto yo, ¿qué rayos está pasando aquí? —preguntó Camille, quien sentada en el suelo, se acariciaba la pierna en la que se pegó.
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Los Caídos #5 - La maldición del lobo
FantasyCuando la vida de Camille cambia de un momento a otro, debe elegir entre lo que ha creído toda la vida y las historias que un grupo de niños le cuentan. Sin embargo, cuando el pequeño Francis es atacado por uno de los animales salvajes que atacan la...