Alguien movía mi brazo insistentemente, mientras llamaban a mi nombre una y otra vez. No podía asimilar bien lo que pasaba a mi alrededor porque aún no despertaba del todo y Daniel, quien estaba a mi lado, me miraba asustado. Ahí fue cuando me senté de un solo salto y le pregunté qué pasaba.
—Ha habido una emergencia en la academia. Will ya se fue para ir a ver a Adam.
—Francis —dije sin más. Me levanté rápido y me puse la misma ropa que había usado—. ¿Estás listo? No tenemos tiempo que perder.
Quise hacer un portal en la ventana de mi habitación, pero Daniel me dijo que no era buena idea, ya que los vecinos podían ver. En su lugar, decidimos que el pasillo sería un buen lugar, así que no tardé en crear aquel agujero de luz azul que nos llevaría directo a las academias.
Mi preocupación era Francis en aquel momento, así que no hice más que correr a la academia de los Hunter. Dentro, en la entrada, estaba Adam junto con Will discutiendo algo que no pude entender.
—¿Qué está pasando? ¿Por qué tanto alboroto? —dije mirando a las demás personas que sacaban armas y demás—. ¿Un demonio?
—Sí, un demonio, pero no estamos seguros de por qué ha atacado —dijo Adam.
—¿A quién atacó?
—A los lobos salvajes que han arrancado. Por supuesto que ha de ser por algo específico.
—¿Recuerdas a Ane'leh, Adam? Es la loca que puso a dormir a todos los hombres de la academia —pregunté y él asintió—. Cuando no tenía mis recuerdos, descubrí que ella es hija de la dueña del nuevo laboratorio que hay en la ciudad. Ellos hacen experimentos con los hombres lobos.
—¿Y Ane'leh y su familia tienen todo ese conocimiento de los sobrenaturales, además de que tiene un poder extraño? —preguntó Will.
—Buen punto —mencionó Adam—. Ella no es humana y su familia trama algo más allá de mi conocimiento. Le diré a los demás. ¿Puedes quedarte con Francis? Me da miedo que se quedé allí solo, especialmente ahora que Sabrina anda por aquí.
—Ve tranquilo. Cuidaré de él.
Adam salió de la academia para buscar a los chicos y yo volé a la enfermería con Will y Daniel tras de mí. Entré sin siquiera golpear, pero no había nadie allí que vigilara a los nefilim inconscientes en sus camillas.
Francis, acostado en la segunda camilla del lado izquierdo de la habitación, mantenía sus ojos cerrados, pero podía ver cómo los movía de un lado a otro como si estuviese soñando algo terrible. Sin embargo, su respiración era pausada, lo cual me tranquilizaba y preocupaba al mismo tiempo.
—Está muy pálido —dije acomodando un mechón de cabello del niño—. Me recuerda a cuando Blas y Mia estuvieron inconscientes también.
Cuando quise tomar su mano, las piernas me temblaron y tuve que afirmarme de la camilla para no caer. Daniel me sostuvo de inmediato y me ayudó a sentarme en una de las sillas que había allí.
—¿Estás bien? —preguntaron ambos, Will y Daniel.
—Es la magia —dije respirando profundamente y varias veces seguidas.
—¿Qué magia?
—Ha pasado...mucho tiempo desde que dejé de ocupar el collar de la alianza.
—Es cierto. El collar de cierta forma estabiliza tu poder —explicó Will—. ¿Sabes dónde está?
—En nuestra antigua casa, pero no podemos ir allá porque es peligroso, chicos. —Me puse una mano sobre el pecho y cerré los ojos mientras seguía respirando pausadamente—. Siento que fuera a desmayarme...
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Los Caídos #5 - La maldición del lobo
FantasyCuando la vida de Camille cambia de un momento a otro, debe elegir entre lo que ha creído toda la vida y las historias que un grupo de niños le cuentan. Sin embargo, cuando el pequeño Francis es atacado por uno de los animales salvajes que atacan la...