Los Caídos #5 - La maldición del lobo

52. Inesperado

Cristal y Jasmine nos miraban, a Daniel y a mí, tan confundidas que no pude evitar reír un poco. Sin embargo, me puse seria de inmediato al ver que fruncieron el ceño y que Cristal me dio un leve golpe en el brazo.

—Hice un portal dentro del recinto, pero nos lanzó literalmente aquí —dije poniéndome de pie—. ¿Qué está pasando?

—La academia está sellada. Ni Jas ni yo estábamos aquí cuando ocurrió lo que sea que ocurrió. Nadie contesta sus teléfonos.

—¿Probaron a abrir las puertas? —preguntó Daniel.

—Sí, pero tiene alta seguridad —dijo Cristal mostrando sus manos que tenían unas quemaduras que sanaban poco a poco.

—Dios mío, ¿estás bien? —pregunté preocupada.

—Sí, tranquila. Jas me ayudó.

Asentí y miré a Jas que parecía más callada de lo usual. Estaba preocupada, eso estaba claro, porque al menos preguntaría algo.

—¿Nadie ha dado señales de vida? —pregunté.

Necesitaba saber al menos que estaban bien porque quien más me preocupaba era Francis, pero estaba segura de que Adam está con él y que lo cuidaría sin importar qué.

—No. Es como si todos desaparecieran —dijo Jas finalmente—. Incluso llamamos, pero nadie salió.

—Chicas —nos llamó Daniel—, un demonio.

—¿Dónde? —preguntó Cristal mirando hacia todos lados.

—No sé, solo lo siento —dijo él.

—También yo —mencionamos Jas y yo.

—No veo a ninguno cerca. —Cristal se paseó de un lado a otro y sacó la espada que tenía en su espalda.

Era su espada y brilló intensamente en sus manos, lo cual me hizo sonreír de inmediato. Me preguntaba si brillaría de igual manera al tenerla entre mis manos, ya que también tenía la marca, pero no quería decir nada respecto a eso porque no me sentía parte de los Black, sino de los Hunter. Siempre sería una Hunter sin importar qué.

Miré hacia el cielo instintivamente cuando escuché unos horribles chillidos y fue ahí que los vi. Tres demonios con enormes alas volaban de un lado al otro alrededor del recinto. Eran negros con enormes garras en sus cuatro patas y sus alas tenían escamas brillantes.

—Ahí están. —Apunté para que pudieran ver, pero los chicos me miraron confundidos.

—No veo nada —mencionó Jas.

—La visión —susurré.

—¿La visión?

—Sí, Cristal. Poder heredado de Clemente. Christopher y Mia lo tienen también.

—Esto significa que alguien está controlando a estos demonios, chicas —dijo Daniel—. Debemos estar alerta. Mientras no les ordenen atacar, no lo harán, pero no hay que bajar la guardia.

Unos gruñidos provinieron del otro lado de la calle donde parte del bosque se encontraba, lo cual nos hizo voltear enseguida. Los árboles se movían de un lado a otro y las ramas que estaban en el suelo sonaron al ser pisadas.

—Lobos —dijo Jas—. Los experimentos. Deben ser ellos.

—Nuevos experimentos. Chicos, Ane'leh llevó esto a otro nivel —mencionó Cristal.

—¿A qué te refieres, Tal?

—Ahora experimenta con genes de demonio, lo cual es un arma de doble filo. Seremos capaces de matarlos fácilmente con nuestro poderes, pero eso los hace más peligrosos.