CAPÍTULO 14

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Ira

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Ira

Termino el baile, y me voy hacia los camerinos, estoy completamente sudada, tenía mucho tiempo sin bailar pool dance como realmente lo hago, y eso me dejó agotada. La música vuelve a sonar, mientras yo busco la ropa que traía puesta antes de cambiarme a mi modo perra.

Me coloco el pantalón de cuero negro, luego la camisa blanca de tirantes, y finalmente la chaqueta del mismo color y del mismo material que el pantalón. Busco unas botas, y me las pongo, acomodando mi cabello despeinado en el espejo.

—Candela —escucho que me llaman, y me doy la vuelta para mirar a Shaw, parado en la puerta— el chico te está esperando.

—En un segundo voy —respondo simplemente.

Cuando me doy la vuelta, para tomar la dirección a la puerta, veo como entran Drake y Albert, el primero me empuja lejos de la puerta, y en menos de nada, el camerino se llena de hombres armados.

—¡Largo de aquí, Shaw! —grita Drake con una voz, aparentemente molesta.

El recién nombrado obedece, y Drake me mira con sus ojos oscuros, las demás chicas también salen, hasta que sólo quedamos nosotros tres, acompañados de los diez hombres.

—Tenemos graves problemas, acaban de robarnos 300 kilos de LSD.

Con esas simples palabras, siento que la rabia comienza a apoderarse de mi, la sangre me hierve y se me dificulta la respiración, debido a la ira que estoy sintiendo en éste momento.

—¡¿Y cómo diablos pasó ésto?! —pregunto histérica.

—No lo sabemos, creemos que hay un soplon...

—¡Hoy va a ser el día de todos esos mal nacidos, o me recuperan los 300 kilos de LSD, o va a correr mucha sangre!

—¡Señor! —llama uno de los escoltas a Drake, y el se da la vuelta— tenemos que salir ahora, acaba de llegar una información, dicen que están rondando la finca y es demasiado sospechoso.

—¡Si se llegan a robar algo más, juro que no sólo esos imbéciles mueren, si no también sus familias! —ardo en rabia, y creo que en cualquier momento sufriré un infarto.

—No debemos dejar que nos vean saliendo, no sabemos si hay informantes aquí y puedan avisar.

Nos entregan unos pasamontañas, no es tanto el que nos vean salir, si no que ninguno, puede ver nuestros rostros, debido a que los tres trabajamos bajo perfil, y bajo identidades falsas, y es arriesgado, que nos vean directamente.

Salimos de los camerinos, y caminamos con rapidez entre la gente, Drake me coloca una chaqueta larga sobre los hombros, para evitar que alguien me vea si quiera la silueta. Al salir del club, treinta hombres más se van detrás de nosotros, y subimos a una de las camionetas, mientras otras 8 nos siguen.

ATRAPADA~TMD: 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora