Avaricia
Miro la hora en el reloj de la pared, son las 6 de la tarde, por lo que se ve va a llover, hay bastante brisa y todo está sumido en un completo silencio.
Salgo de la cama, y me coloco un short holgado azul, una camisa blanca y por último una sudadera del mismo color del short. Cubro mis pies con los tenis, y entro al baño, en busca de mi cepillo de dientes.
Lavo mi rostro y mis dientes, mojo un poco mi cabello, peinandolo con mis dedos y salgo del baño, tomando mi teléfono y los audífonos. Salgo de mi habitación y bajo las escaleras, entrando a la cocina mientras tomo una manzana, y le doy dos mordiscos.
—Buenas tardes Caín —me saluda Martha, entrando a la cocina con el uniforme
—Buenas tardes —respondo indiferente.
—¿Vas a querer algo para cenar? —me pregunta acercándose a la cocina, y montando un café.
—Voy a salir a correr, cuando llegue si, ahora mismo no.
—¿Qué vas a querer? —me pregunta.
—Caviar quizás —dice Abel, entrando a la cocina.
—Me conformo con tostadas y jugo de naranja —le respondo, ignorando a Abel— me largo.
Paso por su lado, ignorando la sonrisa burlona que tiene desde que supimos, que Celeste había salido de la cárcel. Me coloco los audífonos, y subo todo el volumen, mientras una música de James Arthur suena.
Salgo de la casa, comenzando a correr por la acera. Cada vez me alejo más de la mansión, y paso frente a la casa de Eirene, la cual vive en el mismo sector que yo, al igual que Samantha. Tengo días sin ver a ninguna de las dos, y por lo que yo se, Eirene fue a declarar en contra de Celeste en los dos últimos juicios.
Duro al rededor de dos horas trotando, y cuando considero que ya es suficiente, me doy media vuelta, de regreso a la mansión, pero algo llama mi atención, mientras estoy camino a mi casa, veo muchas camionetas pasando, haciendo una especie de escudo al rededor de una camioneta negra con vidrios polarizados.
Lo ignoro, en éste sector casi siempre hay personas muy importantes, y ya se considera algo normal por este lugar. Llego a la mansión, y me voy directo al gimnasio, necesito ejercitarme y entretener mi cabeza en algo, que no sea en la castaña de ojos avellana.
Comienzo a alzar pesas, sintiendo el sudor recorrer mi cuerpo, la música no deja de sonar, y para cuando termino la rutina de ejercicio, y me doy la vuelta para salir del gimnasio, me encuentro de frente con unos ojos azules.
—No me contestas el teléfono —reprocha.
—No tengo porqué hacerlo —respondo dando un paso atrás, está invadiendo mi espacio personal.
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ATRAPADA~TMD: 2
CasualeLa bomba que guardaba uno de los secretos más oscuros de Celeste, al fin estalló, formando caos y salpicando a todo inocente o culpable. El tiempo se acabó, al igual que las reservas y la compasión. Caín lucha por olvidar a la mujer que lo desestabi...