Es una continuación, no un comienzo
—Te queda mejor el blanco —sugiere Abel.
—Pues a mi me parece que el beig le luce más —opina Sirio.
—El negro es del color de su alma, así que a mi parecer, es la mejor opción —comenta Adrién.
—¿Cuál te gusta a ti? —pregunta Thomas a mi espalda.
—Sinceramente, si fuera por mí, usaría jeans y una camiseta común y corriente —respondo.
—Pero no, no es de tu opinión, así que debes escoger con que traje te quieres casar —menciona Abel.
—El problema, es que no me quiero casar.
Vuelvo a entrar a los vestidores, quitándome el maldito traje azul que llevo puesto, el cual me molesta, la tela me produce comezón en la piel, al igual que todo éste circo. Busco mi ropa y me pongo los jeans negros, y camiseta blanca, para luego colocarme los tenis y salir del vestidor.
En la sala de espera, están todos los chicos, a excepción de Hugo, que pasará todo el día con su novia, ya hasta cursi se comportan todos.
—¿Cuál te llevarás entonces? —me pregunta Matt.
—Todos, el día que sea la boda me pongo el primero que encuentre y listo —respondo, poniendo el reloj de oro en mi muñeca— faltan 10 meses para la boda, no entiendo cuál es el apuro, de buscar el traje ahora mismo.
—Porque Arthur y los Owens, reservaron y salón para 600 personas, donde anunciarán su compromiso formalmente, y quieren que tú luscas un esmoquin para la ocasión, y el segundo que es para la boda, quieren combinarlo con el vestido de Nashira —responde Abel.
Me acerco a la chica que nos estaba atendiendo, y le extiendo mi tarjeta de crédito.
—Quiero ese mismo modelo, en todos los colores que tenga —señalo el traje— y que sea rápido, me quiero largar.
La chica sale corriendo, y me doy la vuelta, pidiendo a Sirio que me entregue los lentes oscuros, me los coloco, y suspiro obstinado de todo y de todos.
—Caín —me llama Matt, y lo volteo a ver— ¿Al menos quieres a Nashira?
—¿Y eso importa? —le pregunto— no me interesa, ésta boda me va a dejar muchos billones de dólares, tres empresas para manejar a mi conveniencia, y podré sacarme a Arthur de encima, ¿qué más puedo pedir?
—Señor —la chica regresa, y me entrega la tarjeta, al tiempo que trae unas bolsas consigo.
—Me largo —informo a todos, arrebatando la tarjeta de la mano de la empleada, y dejándola con la otra estirada.
Camino en dirección a la salida, mientras escucho las disculpas de Abel hacia la empleada, y los demás me siguen casi corriendo. Estoy hasta la coronilla de ésta mierda, y lo que menos quiero es estar en una tienda, haciendome el hombre más feliz del mundo porque me voy a casar con alguien, a quien a duras penas trato.
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ATRAPADA~TMD: 2
CasualeLa bomba que guardaba uno de los secretos más oscuros de Celeste, al fin estalló, formando caos y salpicando a todo inocente o culpable. El tiempo se acabó, al igual que las reservas y la compasión. Caín lucha por olvidar a la mujer que lo desestabi...