Fin del festival, inicio de las vacaciones. ¿Mamá, donde está?

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Heladería Plus Ultra, a las cinco. El sábado.

Ese fue el primer y único mensaje que le mando Camie el viernes. El último día donde se quedaría dentro del internado de Yuei.

Aunque no es como si realmente se estuviera yendo. Él como unos cuantos más solían quedarse en Yuei durante las vacaciones. No porque no quisiera volver a su casa, sino porque de por sí sus padres estaban demasiado ocupados en sus trabajos y no estaban en ella más de dos horas al día.

Bakugou prefería pasar los dos fines de semana con sus padres —quienes pedían esos días libres— que quedarse solo toda esas semanas en su casa. Aparte que Aizawa por ser su último año les había dicho que podían salir y entrar libremente en los dormitorios, siempre y cuando respetarán el toque de queda.

—Blasty, ¿seguro que vas a quedarte? —cuestiono Kirishima.

—Es posible que Aoyama o Hagakure se pasen por aquí para llamarte a la cena —opino Sero.

—Pondré un jodido letrero de no molestar como todos los años y ya —chasqueo la lengua el cenizo —No anden tan paranoicos, idiotas.

El azabache y el pelirrojo asintieron aunque seguían con sus dudas. Ellos como también el rubio y la femenina de su grupo dejaban los dormitorios por las dos semanas de sus vacaciones para ir a casa con sus familias.

Hanta tenía deseos de volver a casa para ver el huerto que mantenía con su madre y en secreto de su padre. Eijirou esperaba ser de ayuda en su tiempo en casa, su padre siempre solía pedirle una mano cuando estaba ahí y él lo ayudaba con todo gusto mientras su madre los miraba trabajando a lo lejos. Mina pasaba bastante tiempo en el centro de danza que tenían sus padres y no la veían a no ser que acordarán una salida entre todos ellos. Denki tenía por costumbre sobrevivir al verano con sus hermanos sin terminar como un esclavo de los mismos.

—Bueno, si tú lo dices —suspiro Sero mientras se ponía de pie y se dirigía a la salida del dormitorio —Iré a hacer mis maletas.

—Yo también...—copio sus acciones Kirishima pero a último momento volteó a ver a Bakugou —Hey, Blasty.

El cenizo volteó a ver al pelirrojo. Tenía a una dormida Emiko en brazos y miraba ceñudo a su amigo mientras que con una de sus manos libres apretaba su celular. Esperaba que el de sonrisa puntiaguda siguiera hablando pero al final cerro la boca y meneo la cabeza en negación.

—Buenas noches.

Katsuki correspondió el saludo con la cabeza y vio como Eijirou cerraba la puerta. Pudo ver el atisbo de preocupación en el contrario pero no tenía ni idea a qué se debía.

Bueno, tal vez si lo tenía.

No les había dicho sobre el mensaje de Utushime y en la posibilidad de que después de las vacaciones de verano la bebé ya no estuviera en los dormitorios.

Mientras el cenizo se sumergía en varios escenarios que vendrían con el encuentro de su amiga, un joven pelirrojo miraba la puerta del dormitorio con signo interrogante.

—Kirishima, ¿que sucede? —pregunto el azabache golpeando el hombro de su amigo — ¿Estás preocupado?

—Sí...un poco. Blasty no es el tipo de hombre que vaya a confiarnos sus problemas —suspiro el pelirrojo ante la terquedad de su amigo —Puedes adelantarte Sero, quiero hacer algo antes.

El mencionado no tuvo problemas en asentir y seguir su camino al elevador. Por otro lado, el pelirrojo camino hasta la primera puerta del pasillo y toco esperando encontrar al habitante en el interior de ese dormitorio aún despierto.

Amigos, en las buenas y en las malas [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora